Hasta los años 80 del pasado siglo, lo casi habitual cuando una mujer se casaba era que dejara de trabajar y fuera mantenida por su marido. De esta forma, podía encargarse más eficazmente del mantenimiento de la casa y de sacar adelante la familia si esta crecía.
Y así lo hizo mi madre en 1966 cuando contrajo matrimonio con mi padre. Trabajaba de oficial administrativa en Zenker («Herederos de Pablo Zenker») llevando la contabilidad, gestionando pedidos y clientes. Según ella y según mi padre, era muy buena en lo que hacía y muy querida por sus compañeros y jefes.
La liquidación final o finiquito, tal como se ve el documento escaneado, se realizó el 10 de mayo de 1966. Se consignaron 10 días de empleo del mes de mayo por lo que se supone que su último día laboral fue el propio 10 de mayo. Cuatro días más tarde, el 14 de mayo, se casaron.