He estado varias veces en Rusia en los últimos 25 años: un par de veces en Moscú, otra en San Petersburgo y otra atravesando el país desde el lago Baikal hasta la capital. También estuve en Ucrania hace 9 años corriendo la Maratón de Kyiv. Tengo además amigos y colegas rusos y ucranianos.
Dejando de lado los orígenes históricos del conflicto actual y la más que discutible influencia que Estados Unidos y Europa jugó en el fin del mandato de Yanukovich, el último presidente «pro-ruso», y de los sucesos iniciados en el Euromaidán en noviembre de 2013, no puede justificarse de ninguna forma la invasión militar de Rusia.
Y con todo, me sorprende la posición neutral e incluso pro-rusa de buena parte de la extrema izquierda mundial (Podemos, Venezuela,…) que intenta justificar la matanza indiscriminada de personas explicando que se ha debido a las provocaciones de la Unión Europea, la OTAN y Estados Unidos e incluso a la existencia de grupos ultranacionalistas de derechas en Ucrania. Abanderados del «No a la OTAN» y de la paz no dudan en defender o símplemente mantenerse imparciales ante una agresión de tal calibre.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia está a la misma altura de las de Irak y Afghanistan por parte de Estados Unidos, todas ellas injustificables, por lo que cualquier sanción para aislar a Putin y su régimen me parece necesaria.
El aislamiento ruso que está justo comenzando llevará a gran parte de la población a los oscuros tiempos de la URSS y a tener que renunciar a occidente y girar más hacia China por lo que no sería descabellado que los propios habitantes rusos sean los que hagan caer a Putin al tener que renunciar al recién descubierto estilo de vida occidental que solo les habrá durado 30 años.