Hoy he contratado mi primer servicio con Uber aprovechando que estaba en Laurenceville en mitad de la nada (que es donde está nuestra oficina de Sage en Atlanta). El servicio es espectacular: pides el coche a través de la app del teléfono y viene en menos de 5 minutos, puedes ver en tiempo real donde está el coche y finalmente no tienes que pagar en efectivo el servicio sino que se carga automáticamente en tu cuenta.
Los coches están limpios, son confortables y los conductores se deshacen en amabilidad porque saben que después vas a tener que valorar el servicio y… nadie va a pedir un un conductor que tenga malas valoraciones. Este simple hecho hace que el servicio sea impecable. Y además es más barato que un taxi.
En fin, o se espabilan los taxistas, modernizan sus coches, sus aplicaciones y métodos de pago y se dedican a «optimizar» sus rutas (por llamarlo de alguna forma) o desaparecerán pronto.
Por cierto, mi padre ha sido taxista durante más de 30 años.