El sábado, por defecto, es el mejor día de la semana por antonomasia. Y en mi caso, aun puede ser más perfecto si soy capaz de prepararme una buena comida en casa y echarme una siesta en la cama, con pijama y las persianas bajadas, de no menos de dos horas.
La comida presiesta es clave y tiene que hacerse en casa. No sirve en un restaurante porque nada está más bueno que lo que te has cocinado tu mismo.
Uno de mis menús preferidos es pasta con rovellones, rosinyols, galeras e hígado de bacalao. La pasta tiene que ser fusilli, radiatori o casarecce porque su textura es más gruesa y además el sabor se impregna mucho más que en los clásicos macarrones o espaguetis.
Las setas (rovellones y rosinyols) tienen que ser frescas y no tienen que cocerse demasiado. Lo mismo aplica a las galeras. En la salsa puedes ponerle un poco de tomate pero sin excesos. Obviamente, ni queso y mucho menos nata. El perejil y la pimienta negra le darán un toque final excepcional al plato con la pasta al dente donde la estrella es el hígado fresco de bacalao que puedes comprar en cualquier pescadería y tiene que estar cortado en dados no muy pequeños (un centímetro).
Quizás con un poco de vino y agua, y directo a la cama a hacer la siesta.