Ya está en el saco el país número 52 de mi Lista de Países Visitados: Serbia, un pequeño estado que hasta hace poco era el motor de la potente Yugoslavia y que cayó en desgracia por culpa de varias guerras. Hace casi 10 años la OTAN bombardeó Belgrado (ver fotografía), Novi Sad y las principales infrastructuras del país para frenar el genocidio que se estaba produciendo en Kosovo. De todo ello, no queda nada y hoy en día Serbia ha recuperado el ritmo trepidante de sus ciudades.
La razón de mi estancia en Serbia no era otra que correr la Maratón de Novi Sad, a unos 70 Kms de Belgrado, junto con mi hermano y ciertamente fue una experiencia única. Desde luego, no se puede decir que Serbia sea un país de runners: el equipamiento para corredores tiene pinta de tener 20 años, no venden ni existen bebidas isotónicas y mucho menos geles o suplementos energéticos. En todo el país hay sólo dos maratones, y en la que corrí, el número de participantes era de 100 personas y la organización bastante arcaica.
Bueno, lo importante… al final mi tiempo fue de 3h 35′ 55» (clasificación), quedando clasificado en la posición 27. La verdad es que no está nada mal teniendo en cuenta la lluvia que cayó durante toda la carrera, el viento racheado que había y sobretodo la falta de competencia. Creo que es la maratón más cómoda que he hecho en toda mi vida por lo que tengo bastantes esperanzas de que el próximo marzo en Barcelona, cuando comparta asfalto con Jordi, pueda vencerlo pese al objetivo que se ha marcado de 3h 15′.
Lo que se ve al fondo de la fotografía es el Danubio.