Margudgued celebra sus fiestas de invierno cada 17 de enero con hoguera en honor a San Antón y su fiesta mayor esta dedicada a San Pedro de Verona (29 de abril), con comida popular y reparto de tortas y vino. Es la llamada Caridad.San Pedro de Verona, patrón de Margudgued, nació en Verona en 1206 y murió cerca de Milán el 6 de abril de 1252. Sus padres eran adherentes de la herejía maniquea, la cual todavía subsistía en el norte de Italia en el siglo XIII. Enviado a una escuela católica y luego a la Universidad de Boloña, conoció ahí a Sto. Domingo y entró a la Orden de los Predicadores. Tales fueron sus virtudes, severidad de vida y doctrina, talento para predicar y celo por la Fe, que Gregorio IX lo hizo inquisidor general y sus superiores lo destinaron a combatir los errores de los maniqueos. Con tal encargo, evangelizó casi toda Italia, predicando en Roma, Florencia, Boloña, Génova y Como. Las multitudes acudían a verlo y le seguían a donde fuese, haciendo numerosas conversiones. Nunca dejó de denunciar los vicios y los errores de los católicos que confesaban la Fe de palabra, pero la negaban con sus actos. Los maniqueos hicieron todo lo posible por hacer que el inquisidor cesara de predicar contra sus errores y propaganda. Trataron de detenerlo con persecuciones, calumnies y amenazas.
Ama a Jesucristo y como Él, experimenta la prueba, el menosprecio de algunos sectores y el ataque de quienes pensaban distinto. Su presencia evangelizadora a través de la Predicación continúa con intensidad, su capacidad organizadora le lleva a coordinar y fundar muchos mas pequeños grupos organizados. Se comenta que un día en su contemplación, en su celda dominicana, recibe la visita de las Santas Mártires: Inés, Cecilia y Catalina que dialogan en su habitación. Otros frailes llevan la noticia al Padre Prior. En el Capítulo Conventual es reprendido y corregido porque ha violado la clausura y ha recibido a mujeres en su celda religiosa. Su respuesta es un prudente silencio y es enviado al Convento de la Marca Ancona donde intensifica su estudio y oración… Un día se desahoga ante un crucifijo: «¿Qué mal he hecho, Señor, para verme como estoy?». Cristo Crucificado le dice: «Y, yo, Pedro, ¿qué mal hice?». Estas atribuciones que la tradición le dan, son fiel reflejo de la intensa comunicación que con Dios tenía a través de la Oración. Algo que había trascendido a los demás. La gente de Oración profunda transpira esa experiencia y no hace falta que publique sus experiencias místicas.
El 6 de abril de 1252, cuando regresaba de Como a Milán, cerca de la aldea de Barsalina, se encontró con un tal Carino, quien junto con algunos otros maniqueos había hecho un complot para asesinarlo. El asesino le golpeó con el hacha con tal fuerza que el santo cayó medio muerto. Lográndose poner de rodillas recitó el primer artículo del Símbolo de los Apóstoles y ofreciendo su sangre como sacrificio a Dios, humedeció sus dedos en ella y escribió en el suelo las palabras: «Credo in Deum.» El asesino entonces perforó su corazón. Su cuerpo fue trasladado a Milán y depositado en la iglesia de San Eustorgio, donde un magnífico mausoleo, obra de Balduccio Pisano, fue erigido en su memoria. Realizó tantos milagros en vida, pero fueron aún muchos más numerosos luego de su martirio, que el Papa Inocencio IV lo canonizó el 25 de marzo de 1953.