Este fin de semana largo, en el que no he podido ir a Italia como tenía previsto, por culpa de un catarro algo más fuerte de lo normal me he tenido que quedar encerrado en casa jugueteando compulsivamente con el ordenador. Entre otras cosas, me he instalado Ubuntu, una distribución de software libre de linux que me ha maravillado por la sencillez de instalación y utilización, así como la velocidad de ejecución. He descubierto, además, cuatro subversiones del famoso Ubuntu que son Xubuntu (para ordenadores viejos y lentos), Gobuntu, Edubuntu y Kubuntu. Además también he actualizado Firefox con algunos complementos y he cambiado mi cliente de correo de Microsoft Outlook a Thunderbird (de Mozilla).
El hecho de que todo lo que he instalado y probado (incluido OpenOffice) sea Open Source me ha dado que pensar que estamos cada vez más cerca de poder prescindir de aplicaciones comerciales y de Microsoft para el usuario final y olvidarse de una vez por todas del «Podría ser víctima de una falsificación de software».