La Envidia

Cuando mi madre tenía 77 años, se dedicó a escribir en una libreta sobre temas cuotidianos vistos siempre desde su punto de vista: La Decepción, La Vida Laboral, Colecciones, El día de mañana,…

En esta ocasión he recuperado un nueva tema, «La Envidia», escrito el 27 de marzo de 2013.

La Envidia

Hay cosas que existen pero no las vemos, la envidia es una de ellas.

¿Qué es la envidia? una virtud?, no, un vicio?, tampoco, una enfermedad?, no llega a tanto, pero va por el camino de serlo.

El mundo actual se presta a muchas envidias si no somos conscientes de nosotros mismos, de lo que queremos o necesitamos, ¡Cuantos objetos se tiran a la basura por envidia! Cuando vemos que fulanita se ha cambiado algún mueble o reformado algo del piso, nos entran unas ganas locas de hacer lo mismo. ¿Tenemos realmente necesidad de hacerlo? es lo primero que tenemos que preguntarnos, o ¿es solamente porque alguna vecina o amiga lo ha hecho?.

La envidia, según mi modesta opinión (que hay opiniones para todos), es falta de personalidad. Tenemos que parar de hacer lo que hacen los demás; hay que tener en cuenta que no siempre el que más tira es el que está en mejor situación económica. Suelen ser muy amantes de las compras a plazos. Conozco vecinos que están esperando terminar con los plazos del coche para comprarse otro nuevo.

A principios de mes, los taxistas tienen mucho más trabajo, han cobrado y olvidan que el salario ha de durarles hasta final de mes. Tal vez los últimos días del mes, en lugar de ir en taxi, alguno mirará si puede colarse en el metro o autobús sin parar.

No hay que mezclar la envidia con los celos aunque tengan algo de parentesco. Este úñtimo suele ser más grave. Ya desde niños empiezan los celos, hay que empezar la educación de muy pequeños y los mayores que les rodean observar si tienen algún problema y no comparar ninguna virtud nunca entre hermanos. No todos somos iguales, hay que saber respetar las diferencias y hacer comprender que cada cual puede ser apto para una tarea distinta en la vida. Sin desmerecer a ninguno, se evitarían envidias y celos.

En los pueblos, todavía son más acusadas las envidias entre vecinos, muchos cambian de coche para farolear, no por necesidad. He sido testigo de ello.
La Envidia, por María Luisa Ventosa

La mermelada de mi madre de 2013

A mi madre le encantaba cocinar y preparar conservas y entre sus hobbies estaban el de hacer mermeladas con las frutas que recogíamos del pequeño huerto que teniamos (y que aun tengo) en Gornal.

Mi madre, y nuestra familia en general, era una gran consumidora de azucar y de pequeños solíamos ir a Andorra dos o tres veces al año para comprar cosas baratas y entre ellas sacos de 10 kgs de azucar. Esto lo cuento porque mi madre no concebía la posibilidad de hacer mermeladas sin añadirle azucar en grandes cantidades.

Por eso, cuando me daba mermelada siempre le decía que no le pusiera azucar porque era excesivamente dulce para mi. Obviamente, a mi madre esto le parecía la cosa más extravagante del mundo.. ¿Como no ibas a poner azucar en la mermelada?.

Mermelada de manzana sin azucar

En 2013, mi madre me dió un bote de mermelada «sin azucar» que aun conservo. Probablemente ya esté bastante mal después de 11 años aunque quien sabe cuanto aguantaba el «baño maría» al que mi madre sometía sus conservas.

En todo caso, continuaré guardando la mermelada como recuerdo. Obsérvese el cambio de color que ha tenido cuando lo comparamos con la foto que le hice en 2017.

La presentación de Blanca

Hoy mi madre hubiera cumplido 87 años pero ya hace más de 7 años que se fue.

Para recordarla, esta mañana hemos estado Pol, Blanca y yo en el Cementerio de Sant Andreu donde descansan mi padre, mi madre, mi hermana y algunos abuelos. Uno de los objetivos era presentar a Blanca porque no la conocían aun después de 2 años.

Blanca y Pol debajo del nicho de mis padres

Mis padres, como viene siendo habitual en estos últimos años, han estado un poco tímidos y no han hablado demasiado.

La Caja de los Jabones

La primera vez que cogí un avión fue en la Semana Santa de 1995 y volé a Dublín para recorrer Irlanda con mi amigo Jordi; ese mismo verano hice mi primer interrail por algunos de los países del este (Hungría, Chequia, Polonia,…) y fue en ese viaje cuando comencé con la tradición de traerle a mi madre los «jaboncitos» de los hoteles por los que pasaba.

La caja de los jabones
La caja de los jabones

Durante casi 20 años recolectó todos los jabones que le traía y los guardaba en la caja de la imagen procurando que no hubiera ninguno repetido.

Hoy, Día de la Madre, era un buen momento para recordar la caja de los jabones de mi madre que murió hace ya casi 5 meses.