Hace unas semanas estuve, casi por casualidad, en el Jardín Botánico Histórico de Barcelona y me pareció espectacular, incluso mucho mejor que su versión más moderna junto al Estadio Olímpico.
La entrada al jardín se realiza por detrás del MNAC por lo que se puede dejar el coche prácticamente en la puerta si decides no hacerlo a pie. Es un lugar genial para niños porque al final del recorrido hay un gran prado donde Pol y Blanca se lo pasarón de maravilla corriendo y tirándose por la hierba.
El jardín fue creado en 1930 en las hondonadas de las antiguas pedreras de la Foixarda y alberga los árboles más antiguos de la ciudad de Barcelona.