Hace días que quería escribir sobre este asunto que considero trascendental, y por fin hoy me he animado pese a que no soy amigo de expresar opiniones (y menos profesionales) porque me da la sensación de ser un comentarista de radio de los que opinan sabiendo o no.
Llevo cerca de dos meses en mi nueva compañía, Intercomgi, y uno de las diferencias principales de las que agradablemente estoy disfrutando es el estilo fresco de la dirección general.
Esto me da que pensar que existen dos tipos de compañías; las que están dirigidas por el proceso-monotonía y las que lo están por la innovación-alegría. En las primeras, prima el proceso como fin último de todo; los clientes importan poco, así como la capacidad innovativa para crear nuevo negocio. El I+D está relegado a las ganas y voluntarismo de cada uno y lo que prima es seguir el proceso, la palabrería, el powerpoint, los contactos dentro de la empresa,… y así pasan los años, ejecutando el proceso, sin pena ni gloria. Y si eres listo y eres simpático pues incluso te ascienden y te suben el sueldo pero al final te paras, miras a los lados y hacia atrás y lo único que hay es monotonía y funcionarios. También está la gente innovadora que atrapados en el proceso dudan si tirar la toalla y retirarse a una vida plácida, fácil y sin emociones dentro de la compañía-proceso o bien salir de ese círculo vicioso. Pero es difícil porqué llegado un punto no hay marcha atrás. Cuando ya has enfermado de proceso-monotonía salir de ahí cada vez va a costar más…
Y después están las compañías innovación-alegría (donde trabajo ahora), donde los procesos, sí, son necesarios, pero no son lo importante. Donde no vale conformarse, donde la innovación es la palabra más usada. Donde quien está más arriba cree que tenemos que «inventar» nuevas formas de hacer las cosas cada día, donde la innovación se prima y donde no hay lugar para los funcionarios. Lugares donde no hay miedo a equivocarse (porque la equivocación hace evolucionar) y donde el powerpoint brilla por su ausencia. Líderes a los que no se puede encorsetar que no conocen procesos y que no están dispuestos a olvidar a un cliente porque «el proceso dice…».
En fin, es el proceso frente a la innovación. Es el creer desde lo más arriba de la compañía en una o en otra cosa. Creer en que hay nuevas formas y transmitir esa forma de pensar al resto. Estoy hablando de liderazgo, de auténtico liderazgo porque… ¿ Como se puede ser lider si se piensa en términos de proceso ?.
Y la diferencia o la clave es sencilla. Da igual que toda la organización esté motivada por la innovación si la dirección general no cree en ella y no la práctica. No se trata ni siquiera de promoverla sino de que el corazón del CEO o de nuestro Director General lata a ritmo de innovación, a golpes de entusiasmo y que salpique e inunde a toda la organización.