Me entusiasma Ikea. No tanto su extenso catálogo o el infierno de sus tiendas o el espacio de comidas sino la forma en que innovan en cada proceso y sobretodo la forma en que intentan mejorar el montaje de sus muebles para que cada vez sea más fácil y no haga falta ser ingenierio de la NASA.
La última sorpresa ha sido en la línea de armarios Platsa en la que no necesitas ninguna herramienta para montarlos: la unión de los cuatro lados del armario se realiza a presión y la madera posterior se une a la estructura con unas grapas de plástico (realmente no se como llamarlas porque son como una especie de taco al que después le pones una «chincheta» alargada también de plástico para fijarlo) que puedes poner con la mano. Muy brillante.
Las puertas ya son otra cosa, y aunque siguen estando a años luz de calidad de otras marcas de muebles supuestamente mejores, la tecnología asociada a su ajuste no ha evolucionado mucho en algunos años y sigue siendo uno de mis talones de aquiles cuando monto muebles.
Además, las instrucciones de ajuste vienen impresas en la bolsa de plástico que contiene cada una de las bisagras por lo que además de ser complicado leerlas a veces (sobre todo si has abierto la bolsa con los dientes y te has llevado un trozo del dibujo), si las quieres guardar junto con las instrucciones del resto del armario no es muy cómodo.
Así que para que no se me pierdan, hoy he escaneado la bolsa para tener las instrucciones a mano para realinear las puertas a medida que el tiempo las vaya moviendo.