El titulo que Hartmut Lange dió a esta obra fue Margarita Achternach pero por alguna razón que desconozco, en la edición de Seix Barral de 1979 para España se cambió por la de La isla de los Pavos Reales.
La prosa poética de Lange envuelve de principio a fin esta corta novela, triste y de abatimiento constante que empieza como termina, sin esperanza, con un amor imposible de conseguir, un padre que intenta controlar la vida de su hija y la locura perenne como fondo común de esta.
Termina la última página y resulta inevitable pensar en el porqué Merten no luchó por lo que quería y porqué se dejó llevar por el lánguido fluir de la desidia y de la contradicción permanente del padre. Frau Mielke, la asistenta de la familia, adorna la novela con su inquietante y triste presencia, siempre a las órdenes del padre o de la hija sin que la esperanza logre desempañar ni un solo segundo la tristeza que impera en la casa.
Abandonar los sueños imposibles los hace aun más imposibles porque solo el atrevimiento, la osadía y la perseverancia tienen la magia de convertir todos los sueños en realidad. Esa magia que cuando la controlas, te hace invencible e inmortal.