Hoy he recordado esta fotografía que realicé en el año 2001 en Sarajevo (Bosnia y Herzegovina) durante el caluroso verano en el que recorrimos los Balcanes en furgoneta.
Etiqueta: bosnia
Ideas para Viajar
En mi tarea de migración de posts y páginas al nuevo motor de WordPress, ya he actualizado algunas interesantes ideas y diarios de viajes. Digo viajes y no vacaciones porque siempre he pensado que son dos cosas totalmente distintas: visitar otras culturas y paises en plan «ovejilla» siguiendo a un guia no tiene absolutamente nada que ver con salir a tu aire, diseñando tu propia ruta escogiendo en cada momento lo que quieres ver y hacer. Interactuar intensamente con aquello que nos rodea es verdaderamente viajar.
A lo que iba… de entre lo que ya he migrado, destacaría lo siguiente:
- Las Catacumbas y Cementerio de San Pedro en Salzburg.
- Las fotos del viaje en tren de Pekín a Moscú, pasando por Mongolia en 2006.
- El diario del viaje a Marruecos en nuestro coche, cruzando por Algeciras en 2003.
- La ruta por Slovenia, Croacia, Bosnia y Montenegro en 2001.
- El inter-rail de 1999 por Bulgaria, Rumanía, Turquía y Hungría.
Próximamente, más.
Slovenia, Croacia, Bosnia y Montenegro
Llegado el agosto del 2001 y sin ningún plan concreto, decidimos coger una furgoneta y darnos una vuelta por Eslovenia, Croacia, Bosnia y Montenegro, que saliendo desde Barcelona no están excesivamente lejos.Después de cruzar la frontera francesa por La Jonquera nos dirigimos vía Perpiñán – Marsella – Mónaco hasta Génova en Italia, la cual atravesamos hasta alcanzar la frontera con Eslovenia en Trieste.
Una vez dentro de Eslovenia, nos detuvimos y dormimos en Piran y Koper, dos ciudades de pescadores que pueden (y deben) ser visitadas en un día.
La siguiente etapa del viaje nos llevó hasta los Alpes Julianos, un auténtico paraíso que nadie debe perderse. Tras pasar por Kranj, dormimos en una casa de campesinos en Bled rodeados de valles profundos, lagos transparentes, vacas, pajares y flores.
Desde aquí y a un par de horas en coche dormimos en un camping en Ljubljana, capital de Eslovenia. Una interesante ciudad con bares, restaurantes, castillos, museos, canales y mercados. Una recomendación importante si piensas ir a Eslovenia es que te leas el libro «El Laberinto de los Balcanes» de Janez Drnovsek, expresidente del país durante la separación con Yugoslavia.
Desde la capital de Eslovenia, nos dirigimos directamente hasta Bosnia i Herzegovina (BiH), verdadero objetivo de nuestras vacaciones. Nuestro primer encuentro con las secuelas de la guerra nos las encontramos ya en Croacia, a 20 Kms de la frontera de Bihac (ya en BiH).
La primera noche en BiH la pasamos en Travnik, en el centro del país. La verdad es que dormir aquí es una auténtica aventura por dos razones principales,… la primera es que el camping es prácticamente inexistente, ya que buena parte del territorio (fuera de las ciudades y de la carretera) está minado y la segunda, que los hoteles o pensiones son para el olvido. En nuestro caso, después de buscar y buscar, dimos con un hotel de carretera con «bichos» en la cama. Como mínimo, el precio estaba bien.
Nuestra siguiente escala fue Sarajevo, auténtico centro del país, donde se entremezclan toda clase de personas en sus barrios turcos y judíos.
Es estremecedora la visión de sus casas agujereadas por metralla o sus rascacielos demolidos, como el viejo hotel Holiday Inn, reducido a escombros en el que habitan multitud de personas sin techo fijo, o los campos de tumbas que se extienden por todas las colinas de la ciudad sitiada por los serbiobosnios durante meses.
Resulta chocante en Sarajevo el contraste de encontrar en una misma calle casas «ametralladas», boutiques de Christian Dior, soldados norteamericanos de compras, coches de la ONU y a sus habitantes tomando un helado tranquilamente en una de las muchas terrazas de verano que pueblan el centro de la ciudad.
Aunque sin duda, lo más espectacular del viaje lo vivimos en Mostar, una ciudad de ensueño totalmente destruida y que hay que visitar e incluso, como hicimos nosotros, dormir en ella.
Es también en Mostar donde se puede visitar al destacamento del Ejército Español que se encuentra en la Ciudad y que se encarga de preservar la paz entre lo dos barrios de Mostar (el Servio y el Musulman) que están separados por la calle de la fotografía.
Nuestro siguiente objetivo era Dubrovnik, en la costa croata y para alcanzarla debíamos cruzar territorio bosnio y servobosnio. Sin embargo, a pocos Kms., concretamente en Duze nos cruzamos con una patrulla española que andaba de reconocimiento por la zona.
Y sin más contratiempos llegamos hasta Dubrovnik, donde debíamos reencontrarnos con el resto del grupo con el que habíamos salido de Barcelona y que no pudo entrar en BiH por problemas de visado en la frontera.
Dubrovnik es una ciudad espectacular, del estilo de Venecia pero sin canales, sin suciedad, con playa y con murallas. Después de «inspeccionar» la ciudad en medio de miles de turistas decidimos internarnos en la aún Yugoslavia, concretamente en Montenegro.
La verdad es que fue una decisión muy acertada. Después de bastantes problemas en la frontera, de «desinfectar» nuestro vehículo y de pagar varias tasas de entrada en el país (suplemento del seguro del coche, desinfección,…) entramos en «otro mundo». Ni turistas ni tráfico ni casas agujereadas por metralla… encontramos una costa montenegrina de cine con pueblos fantásticos , playas desiertas y acantilados de vértigo. Uno de los aspectos más curiosos es la cantidad de pueblos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que había hasta la frontera con Albania (a la que no llegamos por falta de «quorum») y lo moderno del país.
La noche la pasamos en Dubrovnik y a la mañana siguiente emprendimos el regreso a Italia a través de la larguísima costa croata, muy similar a la Costa Brava española. Hay algunas ciudades y pueblos que merecen una parada como son Split o Zaton.
La noche la pasamos en Biograd ya que nuestra intención era visitar las Islas Kornati, para lo cual debíamos coger un barco. La verdad es que el viaje en barco (4 horas para ir y 3 para volver), bajo un sol agobiante, fue bastante divertido pero las islas eran excesivamente turísticas.
Y la verdad es que el viaje dio poco más de si. Volvimos a través de Slovenia, dormimos y visitamos Venecia (en camping y con mosquitos) y después cerca de Génova. De ahí y de golpe, alcanzamos ya Barcelona.