El 2022 ha sido un año bueno, al menos mejor que el 2021 donde el covid nos fastidió un poco. Ahí va el balance del año que nos deja:
-
- Por fin he podido comenzar a viajar un poco por ocio con mención especial para Sofía (Bulgaria) y Beirut (Líbano) con la espectacular visita a Byblos, la ciudad continuamente habitada más antigua del mundo.
-
- Me lo he pasado muy bien en las salidas aleatorias con Pol y Blanca para descubir lugares nuevos por la ciudad y fuera de ella así como restaurantes de todas las nacionalidades posibles.
-
- Después de suspender mi exámen práctico de moto A2, decidí que comenzaría con una 125 de marchas y así lo hice. Mi Fantic Caballero es una de las mejores compras que he hecho jamás en mi vida.
-
- También en 2022 me tiré por primera vez en paracaídas en la Costa Brava y un par de meses más tarde en parapente en los Pirineos Aragoneses.
-
- A nivel físico, aunque no estoy perfecto, me he recuperado bastante bien de mi rotura de ligamento cruzado anterior en 2021 y he corrido una maratón y una trail de 30kms con bastante desnivel.
-
- Por fin, después de mucho tiempo queriendo ir, descubrí el Puente perdido de Morillo en el Sobrarbe sobre el río Yesa, rodeado de exhuberante vegetación y del que bien poco se sabe.
-
- Llevé a Pol y Blanca a Sampietro y grabé este histórico vídeo.
-
- A nivel profesional, he tenido un cambio importante y a mediados del año pasado me hice cargo de una unidad de negocio en Sage y no solo de la parte de ingeniería de software como tradicionalmente había hecho en la última década.
-
- A nivel de activos he seguido comprando y vendiendo tímidamente algunos valores en bolsa, he continuado invirtiendo en algunas startups con especial énfasis en un par de ellas y para rematar me he comprado un piso.