El bullshit es básicamente caca de vaca aunque también es el término utilizado para designar, al menos, a entre el 50 y el 80% de todo el trabajo que se realiza en oficinas en las grandes corporaciones y que no aporta valor alguno.
Los bullshiteros profesionales aman escribir, hablar y por supuesto Powerpoint y Excel y es que realmente hay pocas cosas en este mundo que no se puedan defender con unos buenos cientos o miles de datos, unas cuantas fórmulas y unas conclusiones bien argumentadas. Todo verdadero bullshit.
El bullshit es originario de las grandes empresas pero se ha extendido rápidamente a startups en su fase más incipiente y sobretodo a la hora de preparar los business plans para que los inversores te den pasta.
He estado recopilando datos de startups en Estados Unidos y en España de los últimos 12 años y ha sido interesante descubrir que solo un 0,13% de todas las empresas que fueron financiadas con inversores externos consiguieron superar los 10 años de vida. Por contra, un 38% de las que no necesitaron capital externo y sus propios fundadores se encargaron de hacerlas rentables desde los primeros meses de existencia, quizás a un ritmo de crecimiento más lento, sobrevivieron a sus primeros 10 años.
Este segundo grupo de empresas autofinanciadas no presentaron ningún tipo de business plan ni se sometieron al control de ningún board, pero en cambio consiguieron una tasa de supervivencia 292 veces mayor (0,13 x 292 = 38).
La razón es evidente: es mejor intentar hacer la empresa rentable desde el primer día que invertir el 80% de nuestro esfuerzo en grandes planes de negocio y justificaciones bullshiteras basadas en magníficos powerpoint justificando crecimientos futuros que nunca llegaron.