Peña del Moro

Esta mañana he estado con Pol y Blanca en la Peña del Moro, un pequeño pico de 277 metros en el Collserola, en el término municipal de Sant Just Desvern, desde el que hay una panorámica magnífica del Baix Llobregat y a la que se puede acceder de forma muy fácil, incluso con carrito de bebé (el de Blanca).

Pol y Blanca en la Penya del Moro

En la cumbre se encuentran las ruinas de un poblado ibérico del siglo VI antes de Cristo y de una torre de vigilancia perteneciente a un antiguo castillo del siglo X que formaba de una red más extensa de torres de las mismas características.

Restos del Castillo en la Penya del Moro

La forma más fácil de llegar es dejando el coche en el Carrer Til.lers de Sant Just y seguir las indicaciones hasta la Penya del Moro. Son unos 20 minutos caminando cuesta arriba con los últimos 100 metros de escalones. Si vas con carrito de bebé, tienes que dejarlo justo antes de esos escalones.

Vistas desde la Penya del Moro

Los restos del poblado íbero son bastante imponentes y algunas de las piezas que se encontraron durante las excavaciones hace 20 años se encuentran en varios museos, siendo el hallazgo más remarcable una placa de plomo con inscripciones íberas que está en el Museo de Arqueología de Catalunya.

Carnaval

Esta semana ha sido carnaval y aunque no se ha podido celebrar como se debiera por culpa de la pandemia, Pol y Blanca han tenido una agenda bastante apretada en la guarderia. A continuación, algunos de los outfits elegidos este año.

El que más le gusto a Pol fue el de Micky Mouse, tanto que insiste en dormir con el todas las noches.

La primera carta a los Reyes

Hace unos días, Pol escribió su primera carta a SSMM los Reyes Magos de Oriente y antes de ensobrarla la escaneé para asegurarme de que el día 6 de enero está todo en orden y le han traído lo que ha pedido.

Carta de Pol a SSMM los Reyes Magos de Oriente

Técnicamente, la escritura es obra mía pero ha sido Pol el que ha ido enumerando todas las cosas que quería y el que ha firmado al final. Algunas son sencillas como los tomates, la coliflor o el brócoli y otras más complicadas como los planetas del sistema solar. Veamos a ver como lo gestionan los Reyes.

El Pluviómetro

El fin de semana pasado decidí realizar la acción memorable del mes y junto a mi hermano, Sara, Sofía y Pol, subir al Pluviómetro como hacíamos de pequeños con mis padres y mi tio Antonio en su Nissan Patrol.

El Pluviómetro es el nombre familiar que le damos al Cuello de Burgasé, en la comarca del Sobrarbe en Huesca, un lugar idílico y al que tienes que ir, a unos 1700 metros de altura rodeado de prados, pinos y vacas. Su ubicación es un poco complicada ya que no resulta fácil encontrarla en el mapa ni mucho menos llegar por lo que puedes utilizar este mapa para centrarte.

Para llegar necesitas entre 1,5 y 2 horas por pista forestal en bastante mal estado y absolutamente imprescindible un coche alto y con tracción en las cuatros ruedas, especialmente si hace mal tiempo y llueve.

Sara, Sofia y Pol junto al pluviómetro

Hay varios caminos para llegar y es bastante fácil perderse por lo que es una buena idea invertir unos minutos trazando la ruta en Google Maps.

El Cuello de Burgasé con sus prados a 1.700 metros de altura

En nuestro caso, la subida fue bien pero en la bajada uno de los neumáticos explotó literalmente y tuvieron que venir a «rescatarnos» con una grua, tarea que resultó muy larga y complicada debido al estado de la pista.

Río de Lanata

Este fin de semana hemos estado por el Sobrarbe y el domingo nos bañamos en el río de Lanata con Pol donde se lo pasó en grande mientras Blanca se pegaba una siesta.

Río de Lanata

A diferencia de los otros grandes ríos pirenaicos como el Ara o el Cinca, el agua de Lanata es 10 grados más caliente y no es muy profundo aunque en un par de puntos donde hay gorgas puede alcanzar los 2 metros antes de desembocar en el Pantano de Mediano.

Sus aguas son cristalinas y al no estar paradas en ninguno de sus tramos no tiene ni algas ni suciedad.

Parc de Torreblanca

Ayer estuvimos en el Parc de Torreblanca, en Sant Feliu de Llobregat, descubriendo este magnífico jardín con Blanca y Pol al que se llega directamente en el Tram y que tiene la parada a un minuto de la entrada del parque. Esta es su ubicación exacta en Google Maps.

La finca que ocupa el actual parque de unas 12 hectáreas era propiedad de los Marqueses de Monistrol de Noya (el actual marqués, Alfonso Escrivá de Romaní y Mora, era sobrino de la fallecida Reina Fabiola de Bélgica) hasta que en 1982 pasó a manos del Ayuntamiento que lo abrió al público.

El parque es inmenso y tiene dos lagunas con patos, fuentes e islas. También tiene una gran rosaleda con más de 600 rosales que no me atreví a visitar con Pol dada su atracción por las flores… y por arrancarlas. Está construído en diferentes alturas y aunque tiene escaleras en algunos tramos también hay muchas rampas por lo que no tuve ningún problema para pasear con Blanca y su carro.

Al final del parque, los domingos, hay un pequeño mercado con 3 o 4 paradas donde los payeses de la zona venden frutas y verduras por lo que aproveché para comprar zanahorias, melocotones, tomates y huevos de granja.

Las primeras palabras de Pol

Ahora que Pol comienza a hablar, de hecho ya lleva varios meses intentándolo, me ha parecido interesante hacer una pequeña recopilación de sus primeras palabras para recordarlas dentro de unos años. Ahí van:

      • Basuba: Basura
      • Bibón: Biberón
      • Fíxon: Calcetines
      • Lesa: Alexa
      • Mimí: Dormir
      • Pato: Beso
      • Puxalá: Súbeme
      • Sama: Siete
      • Tavi: Xavi (mi hermano)
      • Waca: Blanca (su hermana)

También dice muchas otras palabras pero lo hace correctamente por lo que no tiene mucha gracia apuntarlas.

La Vida, por Pol

Pol empieza a despuntar ya también en el mundo del arte. El otro día decidió dar sus primeros pasos en la pintura y realizó esta obra maestra, óleo sobre lienzo, que enfatiza la fuerza vital que nos impulsa a sobrevivir y crecer.

La Vida

Los gruesos trazos definidos reflejan la energía inherente en las cosas y en nosotros mismos y como su choque contra las barreras naturales generan una explosión de energía expresada en forma de manos rojas y azules.

Es esta representación casi monumental de la mano izquierda la que cobra mayor significancia en el lienzo y su elevación virtual impacta visualmente con el resto de colores para reclamar el derecho a estar, a existir, y para realzar esa conexión con los trazos verdes superiores que enfatizan el fluir de la energía en nosotros, y sobre como se regeneran en ese mar de indefinición para finalmente volver a florecer con fuerza.