El Viernes por la tarde, Paul nos propuso que en vez de quedarnos por Barcelona haciendo el turista durante el fin de semana (como teníamos inicialmente previsto) podíamos ir a Narbona, donde tiene una casa familiar y pasar allí el sábado y el domingo.
Aceptamos la idea y ayer sábado por la mañana cogimos el coche y después de comer en Cadaqués, nos plantamos en Narbona un poquito antes del anochecher. La casa de Paul, muy grande y muy antigua, está aislada a unos 15 minutos de la ciudad en medio de viñedos y rodeada de pinos. Hoy domingo hemos visitado los pequeños pueblos medievales con reminiscencias romanas y el increible centro de Narbona.
Conocí a Paul en Verona hace 2 años y trabajamos juntos allí durante más de medio año en un proyecto bastante duro. Él nació en Londres, vivió durante más de 30 años en París, durante 4 en Berlín y ahora nuevamente ha vuelto a Londres por trabajo con toda su familia.
Antes de salir se tiene que verificar el material necesario: Vehículo 4×4 o SUV, calzado adecuado para andar, mapa (o GPS) y agua.
El punto de partida será Boltaña (Huesca). Ver en el mapa adjunto el punto A.
Seguir en vehículo por la línea azul hasta el punto B. Es una curva cerrada a la derecha desde la que hay una buena panorámica. Aproximadamente unos 7,5 kms que se hacen en unos 45 minutos. La pista en algunos tramos está bastante mal.
Aparcar el coche en esa zona.
Comenzar a descender a pie por el sendero PR-HU 44 que en algunos tramos está señalizado con la indicación «San Pietro»y/o «Buerba».
Después de 30 minutos hacia abajo habremos llegado al pueblo abandonado de Sampietro y comenzaremos a ver las primeras casas.
Este fin de semana hemos subido a la Cerdanya a hacer una visita a Barto y Mercé que hacía más de 2 años que no veía. Al final nos hemos juntado Javi, Rocio, Nando, Eva, Barto, Mercé, Mónica, unos cuantos niños y yo.
Ayer, estuvimos de excusión dominguera con Pep y Ana en Castellar de n’Hug (Barcelona) donde nace el Rio Llobregat a unos 1.400 metros de altitud. La visita no es especialmente interesante ni te va a marcar el resto de tu vida por la espectacularidad de las fuentes, más que nada porque parece un parque de atracciones más que una excursión a la montaña.
A la vuelta, decidimos innovar un poco y lo hicimos regresando (o intentando regresar) por una carretera que no teníamos muy claro donde nos tenía que llevar más que nada porque estaba en dirección opuesta a la que nos había traido… Y sin quererlo ni beberlo, comenzamos a adentrarnos en el Parque Natural Cadí-Moixeró por una carretera llena de curvas, con pendientes de ascensión bastante pronunciadas y en mitad de un auténtico diluvio.
Al final resultó ser que llegamos al Coll de la Creueta, un magnífico puerto de montaña de 1.888 metros de altitud, rodeado de bonitos prados, vacas y caballos. Bajando por la carretera pasamos por delante de la estación de esquí de La Molina y posteriormente por Toses hasta Vic.
Si no te importa hacer kilómetros con el coche, la ruta por el Coll de la Creueta es una buena recomendación para un domingo que no tengas muchas ganas de moverte. Llévate ropa de abrigo para evitar congelarte.
Aprovechando que el fin de semana estábamos en el Sobrarbe Aragonés, y tal como avisé en el post del 24 de Junio, el sábado fuimos de excursión a Sampietro y después a Morillo de Sampietro, donde habita una sola persona, a casi una hora de Boltaña por pista forestal en bastante mal estado (sin 4×4, no subes).
La excursión es altamente recomendable si no te gusta mezclarte entre domingueros y turistas. Eso sí, prepárate bien, porque el camino en coche es bastante movido hasta donde se puede llegar, y el último tramo a pie es algo más que un sencillo paseo.
En Sampietro nos espera un pueblo abandonado hace más de 400 años donde la vegetación se entremezcla con las viviendas en ruinas. A poca distancia nos encontramos Morillo de Sampietro con sus casas de más de 200 años y con unas vistas increibles de todo el Pirineo.
En la primera fotografía estamos en el punto donde debemos detener el vehículo y comenzar a descender hasta Sampietro. En la segunda, se ve Morillo de Sampietro en la parte central y la Peña Montañesa al fondo a la izquierda.
El despertador sonó a las 6:00 AM y después del desayuno nos fuimos a Ainsa donde nos esperaba el autocar que nos tenía que trasladar al Monasterio de San Victorian (el más antiguo de España) donde estaba ubicada la salida de la prueba.
A las 9:30 los 110 participantes tomamos la salida desde la cota 1.100. El primer obstáculo consistía en alcanzar la cumbre de la Peña Montañesa a 2.291 metros en menos de 2 horas, tiempo límite marcado por la organización para recorrer los 5 kms de la primera parte del circuito.
El descenso fue muy peligroso porque nos tuvimos que enfrentar a casi 2 kms de pedrera con un fuerte desnivel. Aquí comenzaron a aparecer las primeras caídas, cortes, heridas y puntos. Los servicios médicos de la Collada estuvieron ciertamente entretenidos durante toda la mañana atendiendo a los numerosos heridos y lesionados que pasaban por el punto de control.
En ese punto, después de casi 2 horas de carrera, aun quedaban 17 kms por caminos entre bosques, campos y barrancos. Y si ya de por si, eso no fuese bastante, la temperatura a las 11 de la mañana ya estaba por encima de los 30 grados.
Pasado el kilómetro 14 la carrera se volvió un auténtico infierno. Una vez terminado el bosque, nos enfrentamos a un sol terrible que nos golpeaba sin cesar mientras que nuestras piernas a duras penas subían y bajaban las suaves colinas de camino a la Ainsa por los caminos más pedregosos que había visto nunca jamás. Aun quedaban por llegar los 2 kms de lecho de rio entre guijarros, agua y barro que nos condujeron hacia el Polideportivo de la Ainsa, donde se encontraba la llegada.
En mi caso, la agonía duró 4h 01′ 04» después de casi 24 kms, 1.589 metros de desnivel acumulado de subida, 2.063 de bajada y 35 grados de temperatura a la llegada. Quedé en la posición número 76 de los 90 que finalmente fueron capaces de llegar a meta en tiempo. Sólo 4 de los 6 que íbamos terminamos la prueba.
Después de 20 maratones, esta ha sido la prueba athlética más dura en la que jamás he participado.
El próximo domingo estaré en Ainsa en la Ascensión a la Peña Montañesa. El sábado intentaré convencer a mis compañeros de fin de semana para que vayamos a Sampietro (donde presumiblemente comienza la historia de los Sampietro), un pueblo abandonado hace más de 400 años en el centro de un verde valle flanqueado por arroyos.
Siguiendo por el camino que va desde Boltaña a Morillo de Sampietro (pasando junto al Mesón del Piojo), hay que dejar el coche en una curva cerrada a la derecha, justo cuando empezamos a descender del pequeño collado que tenemos que salvar. Justo en ese punto existe la indicación del sendero PR-HU 44 que nos guiará después de un pequeño paseo de 30 minutos hasta Sampietro (995 m. sobre el nivel del mar).
Cuentan las crónicas que el pueblo fue abandonado repentinamente sobre el 1600, según censos de la época. Hay varias hipótesis para lo ocurrido aunque en el fondo concurren en la misma y única idea de que sus habitantes se revelaron contra la administración pública.
El detalle de la historia cuenta que después de varios años sin pagar impuestos, un día cuando todo el pueblo estaba reunido en la iglesia entró el ejército y mató a toda la población excepto a dos mujeres que estaban con el ganado fuera del pueblo. Dichas mujeres pidieron asilo en Morillo de Sampietro y les fue negado; entonces fueron a Buerba y Vió.
Desde entonces todos los campos colindantes (a terrazas) de Sampietro han sido cultivados por los habitantes de Vió. Como era un largo camino de ida y vuelta, optaron por conservar las casas de Sampietro para poder ir algún día durante las labores de siega, pastoreo, etc.
Resulta interesante observar la pobreza extrema de estos habitantes a juzgar por sus moradas.
El domingo pasado estuvimos visitando Mar del Plata, a unos 180 kms de Tandil, en medio de la lluvia y del frio (estamos en invierno), y una de nuestras principales sorpresas fue descubrir que al final del puerto de mercancias de la ciudad, habita una colonia de unos 800 lobos de mar. Particularmente yo nunca había visto estos animales y la verdad es que son sorprendentes. Además de ser muy grandes, huelen muy mal y están todo el dia durmiendo en mitad de cualquier sitio (en un trozo de playa, en las rocas, en la carretera !,…).
Sin embargo, lo más llamativo es que no sólo no tienen miedo de los humanos sino que a la que ven que te acercas un poco te escupen.