Por el Sobrarbe con Pol y Sofia

Esta semana hemos estado por la zona de Ainsa y Boltaña con Pol y Sofia (sin tilde) y hemos hecho un montón de cosas. Las minivacaciones han sido especialmente intensas para Pol donde ha tenido la oportunidad de hacer lo siguiente:

      • Jugar con perros.
      • Sentirse rodeado de un rebaño de ovejas.
      • Bañarnos en el rio en agua «fresquita».
      • Comer moras (muchas) directamente de las zarzas.
      • Comer manzanas y peras directamente del árbol.
      • Ver y tocar renacuajos, algunos de ellos casi-ranas.
      • Perseguir saltamontes y jugar con ellos.
      • Ver burros y acariciarlos.
      • Ascender a la Peña Montañesa (no hasta arriba de todo).
      • Andar por el monte (en total más de 10 kms).
      • Caminar por terreno muuuuuuy irregular.
      • Beber agua fría de fuentes naturales.
      • Atravesar un puente románico.
      • Perseguir gatos.
      • Ver una puesta de sol increíble entre montañas.
      • Redescubrir Margudgued andando desde Ainsa.
      • Ver y tocar setas.
      • Ver vacas, gallinas, patos y cerdos.
Pol y Sofia ascendiendo a la Peña Montañesa

En el vídeo de arriba, Pol transita alegremente por el sendero justo a punto de entrar en la pedrera de ascenso a la Peña Montañesa de 2.295 metros sobre el nivel del mar. Parece llano, pero no lo es.

Riera del Morral del Molí

Hace 9 o 10 años, cuando trabajaba en Seat. en uno de esos mediodías que aprovechaba para hacer algo diferente a comer, descubrí la Riera del Morral del Molí, un pequeño riachuelo de agua cristalina junto a Martorell que se secaba justo antes de confluir en el río Llobregat.

Desde esa época tenía pendiente su exploración a fondo y ese día llego hace unas semanas, cuando decidimos usar la mañana del domingo para adentrarnos en el cauce con mi hermano, Pol, Blanca, Sofia y Sara.

El camino junto a la Riera del Morral del Camí que hay que seguir

Nos metimos con los coches en una pista off-road durante unos 15 minutos hasta que tuvimos que detenernos y continuar a pie. El agua cada vez era más clara y limpia a medida que ascendíamos y aunque no había mucha si que pudirnos darnos un chapuzón, especialmente los niños.

Justo aquí tuvimos que dejar el coche antes de que el camino se hiciera complicado

Para ir hasta el lugar, tienes que desviarte por este camino y continuar hasta que el coche o el sendero no den más de sí.

Sara, Blanca y Pol chapoteando en el agua

Es una excursión muy sencilla para una mañana de sábado o domingo en los que no sepas que hacer.

La Borda Ignasia

Estuvimos con unos amigos hace unas semanas en Tirvia, en el Pallars Sovirà, un lugar idílico rodeado de montañas y rios a 3 horas y media de Barcelona al que vale la pena ir si quieres pasar unos días en los Pirineos.

Uno de los mejores momentos del fin de semana fue la comida en la Borda Ignasia, un pequeño restaurante al final de una larga pista forestal en la que se hace imprescindible tener un coche un poco alto y algo de paciencia para llegar.

La entrada de la Borda Ignasia

El restaurante está ubicado en un antiguo corral (borda) por lo que tiene su encanto natural.

El interior de la Borda Ignasia con Pol y Blanca al fondo

Después de la comida puedes aprovechar para darte un baño en el rio que pasa junto al restaurante, siempre y cuando no seas demasiado friolero.

La Noguera Pallaresa a su paso por la Borda Ignasia con nosotros en el rio

Para llegar al restaurante basta seguir las indicaciones de Google Maps ubicando este punto. Desde barcelona, hay casi 4 horas pero insisto en que vale la pena.

Jardín Botánico Histórico de Barcelona

Hace unas semanas estuve, casi por casualidad, en el Jardín Botánico Histórico de Barcelona y me pareció espectacular, incluso mucho mejor que su versión más moderna junto al Estadio Olímpico.

El Jardín en su parte más baja

La entrada al jardín se realiza por detrás del MNAC por lo que se puede dejar el coche prácticamente en la puerta si decides no hacerlo a pie. Es un lugar genial para niños porque al final del recorrido hay un gran prado donde Pol y Blanca se lo pasarón de maravilla corriendo y tirándose por la hierba.

Prado del Jardín Botánico Histórico de Barcelona con Pol y Blanca

El jardín fue creado en 1930 en las hondonadas de las antiguas pedreras de la Foixarda y alberga los árboles más antiguos de la ciudad de Barcelona.

Peña del Moro

Esta mañana he estado con Pol y Blanca en la Peña del Moro, un pequeño pico de 277 metros en el Collserola, en el término municipal de Sant Just Desvern, desde el que hay una panorámica magnífica del Baix Llobregat y a la que se puede acceder de forma muy fácil, incluso con carrito de bebé (el de Blanca).

Pol y Blanca en la Penya del Moro

En la cumbre se encuentran las ruinas de un poblado ibérico del siglo VI antes de Cristo y de una torre de vigilancia perteneciente a un antiguo castillo del siglo X que formaba de una red más extensa de torres de las mismas características.

Restos del Castillo en la Penya del Moro

La forma más fácil de llegar es dejando el coche en el Carrer Til.lers de Sant Just y seguir las indicaciones hasta la Penya del Moro. Son unos 20 minutos caminando cuesta arriba con los últimos 100 metros de escalones. Si vas con carrito de bebé, tienes que dejarlo justo antes de esos escalones.

Vistas desde la Penya del Moro

Los restos del poblado íbero son bastante imponentes y algunas de las piezas que se encontraron durante las excavaciones hace 20 años se encuentran en varios museos, siendo el hallazgo más remarcable una placa de plomo con inscripciones íberas que está en el Museo de Arqueología de Catalunya.

La Vall de Sant Just

Ayer estuvimos dando una vuelta por la Vall de Sant Just, un bonito paraje a apenas 15 minutos de Barcelona y por el que había pasado muchas veces corriendo pero nunca paseando.

Vall de Sant Just

Si vas en coche, puedes aparcar en este parking y hacer alguna de las rutas junto al camino que asciende a Vallvidrera o dirigirte hasta Sant Pere Martir. En nuestro caso hicimos una ruta sencilla de una hora pasando por Can Carbonell, al que iremos algún día.

El Pluviómetro

El fin de semana pasado decidí realizar la acción memorable del mes y junto a mi hermano, Sara, Sofía y Pol, subir al Pluviómetro como hacíamos de pequeños con mis padres y mi tio Antonio en su Nissan Patrol.

El Pluviómetro es el nombre familiar que le damos al Cuello de Burgasé, en la comarca del Sobrarbe en Huesca, un lugar idílico y al que tienes que ir, a unos 1700 metros de altura rodeado de prados, pinos y vacas. Su ubicación es un poco complicada ya que no resulta fácil encontrarla en el mapa ni mucho menos llegar por lo que puedes utilizar este mapa para centrarte.

Para llegar necesitas entre 1,5 y 2 horas por pista forestal en bastante mal estado y absolutamente imprescindible un coche alto y con tracción en las cuatros ruedas, especialmente si hace mal tiempo y llueve.

Sara, Sofia y Pol junto al pluviómetro

Hay varios caminos para llegar y es bastante fácil perderse por lo que es una buena idea invertir unos minutos trazando la ruta en Google Maps.

El Cuello de Burgasé con sus prados a 1.700 metros de altura

En nuestro caso, la subida fue bien pero en la bajada uno de los neumáticos explotó literalmente y tuvieron que venir a «rescatarnos» con una grua, tarea que resultó muy larga y complicada debido al estado de la pista.

Río de Lanata

Este fin de semana hemos estado por el Sobrarbe y el domingo nos bañamos en el río de Lanata con Pol donde se lo pasó en grande mientras Blanca se pegaba una siesta.

Río de Lanata

A diferencia de los otros grandes ríos pirenaicos como el Ara o el Cinca, el agua de Lanata es 10 grados más caliente y no es muy profundo aunque en un par de puntos donde hay gorgas puede alcanzar los 2 metros antes de desembocar en el Pantano de Mediano.

Sus aguas son cristalinas y al no estar paradas en ninguno de sus tramos no tiene ni algas ni suciedad.