Mina Juanita en Barcelona

Hacía tiempo que quería visitar la Mina Juanita, junto a la Carretera de les Aigües en Barcelona, y hoy ha sido el día. Hemos ido a las 6 de la tarde con Pol y Blanca y hemos aparcado el coche en el Carrer de la Font del Lleó y desde ahí, hemos subido andando hasta la Carretera de les Aigües.

Una vez en la Carretera de les Aigües tienes que ir hacia la derecha en dirección al sur (hacia el Aeropuerto) y a unos 5 minutos torcer a la derecha para encarar una subida un poco complicada (aunque no mucho porque Pol y Blanca han conseguido hacerla) hasta llegar a la entrada de la mina.

La mina comenzó a explotarse en el siglo XVIII y estuvo en funcionamiento hasta 1934. De ella se extraían sufuros de zinc y plomo, esfalerita y galena.

Una Cuprinellus Curtus en casa

Estas últimas semanas nos estamos dedicando a comer frutas y verduras y a extraer las simientes para luego sembrarlas en vasos de yogur. La tarea es más divertida de lo que parece, especialmente para Pol y Blanca.

Y ayer, de golpe, apareció de la nada una pequeña y delicada seta en uno de los vasos que alcanzó los 15mm en menos de 8 horas desde que nació. Estoy realmente asombrado.

El hongo es muy frágil y casi transparente en su sombrero aunque expone airoso su atractiva silueta (por favor, haced zoom) en un solitario espacio, donde ni siquiera ha aparecido aun ninguna planta después de casi dos semanas de sembrar un albericoque.

Coprinellus Curtus en Barcelona

Después de buscarlo en Google, creo que se trata de una Coprinellus Curtus de vida muy efímera. Tanto que tres horas después de tomar la foto se secó y prácticamente desapareció. Afortunadamente, ahora perdurará para siempre en su fotografía.

Gran Trail del Sobrarbe

Este fin de semana pasado, mi hermano y yo disputamos la Gran Trail del Sobrarbe en la distancia de Maratón en Ainsa (Huesca). A simple vista, el circuito no revestía mayor dificultad que una simpe maratón de montaña pero al final resultó bastante dura.

Terminé los 43 kms en GPS con un tiempo de 7h58′ y algo más de 2.000 metros de desnivel positivo acumulado. A las 8 de la mañana cuando arrancó la carrera, la temperatura era de 5 grados aunque disminuyó 3 o 4 grados a medida que ascendíamos y entrábamos en el bosque.

La media maratón la pasé por debajo de las 3 horas pero a partir del km 24 comenzó el infierno: una subida de casi 3 kms bastante empinada donde era imposible correr, 5 kms más de subidas y bajadas, 8 kms por un sendero de bicicleta con roderas super clavadas y para acabar de rematarlo, a 26 grados de temperatura, los 3 últimos kms nuevamente con subidas y bajadas cuando las piernas ya estaban exhaustas.

Yo, alrededor del km 35 con el Monte Perdido de fondo

Los últimos 10 kms no me gustaron en absoluto y la organización debería repensarlos para próximas ediciones.

Lo mejor del día fue terminé mi maratón número 43 y que si todo va bién, después del verano correré la Maratón de Palma de Mallorca.

Por fin en el Puente de Morillo

Después de muchos años intentando visitarlo, hace un par de semanas conseguí llegar a unos de los lugares más bonitos del Pirineo Aragonés: el Puente de Morillo sobre el río Yesa.

Puente de Morillo sobre el río Yesa

Lo cierto es que no hay prácticamente nada de documentación sobre este magnífico puente y como que mis conocimientos para datar edificaciones e infrastructuras son bastante nulas me quedaré con las ganas de saber algo de su historia. Lo que sí parece claro es que debe tener unos cuantos cientos de años de antigüedad.

Puente de Morillo sobre el río Yesa

Para llegar hasta el puente, tienes que estar un poquito en forma. La manera más fácil es coger una pista forestal que sale de Boltaña justo antes de llegar al cementerio saliendo de la Plaza Mayor y conducir hasta el cruce que marca «San Pietro». Necesitarás un 4×4 o al menos un coche alto y conducir unos 30 o 40 minutos. A partir de ahí, hay que continuar caminando, atravesar el pueblo de San Pietro (o Sampietro) y después de unos 45 minutos llegar al fondo del barranco de Yesa por donde cruza el puente. La vuelta será algo dura porque hay mucha subida o sea que llévate agua.

También hay otra forma de llegar que es desde Buerba, pero no he ido nunca desde ahí pero para llegar el camino es más largo porque hay que cruzar en coche todo el valle de Añisclo.

Pol y Blanca en Sampietro

El 23 de agosto de 2022, Pol (4 años) y Blanca (2 años) entraron en el abandonado pueblo de Sampietro marcando un hito histórico en su existencia.

Blanca y Pol con Sampietro al fondo

Para llegar es necesario transitar por una pista forestal durante unos 45 minutos con un coche alto y mejor si es 4×4, especialmente si ha llovido. Hay tramos de la pista que están un poco mal con muchas piedras altas y agujeros aunque no son más que 2 o 3 kms.

Después hay que caminar entre 30 minutos y una hora dependiendo del ritmo aunque en nuestro caso tardamos unos 70 minutos con varias paradas para beber agua y ver bichos y piedras.

La legendaria entrada de Pol y Blanca a Sampietro por primera vez en su vida

El pueblo está abandonado desde hace 400 o 500 años y desde entonces ha sido utilizado esporádicamente como refugio de pastores aunque se pueden ver algunas casas modernas de finales del siglo XIX de las que desconozco su objetivo.

Olèrdola

Esta mañana hemos estado visitando la Montaña de Olérdola, a unos 30-40 minutos de Barcelona, desde la que podemos viajar desde la prehistoria a la vieja ciudad medieval pasando por la impresionante fortificación romana y por el viejo poblado íbero.

La visita da para una mañana y la verdad es que hay numerosos puntos que merecen un buen rato como la cisterna romana y su sistema de captación de agua, la muralla romana o la iglesia de Sant Miquel junto a su necrópolis.

Las vistas a los viñedos del Penedés y al mazizo del Garraf desde los puntos más altos de la montaña también son dignos de mención aunque sin duda alguna uno de los puntos fuertes de la visita es la Iglesia de Sant Miquel, consagrada en el 992, y rodeada de una necrópolis utilizada para realizar enterramientos durante más de 1000 años.

Bacamorta

El domingo pasado, volviendo de Ainsa, llevaba el coche en modo «random» y al pasar por Morillo de Liena en la comarca de la Ribagorza vi un cartel que ponía «4 Bacamorta» y claro, no podía dejar pasarlo, así que me metí por la carretera que en unos metros se convirtió en carreterita y al cabo de dos kms en pista forestal.

Bacamorta es un despoblado en el Valle de Nocellas ubicado en lo alto de una colina abandonado desde la segunda mitad del siglo XX.

Pista forestal de acceso a Bacamorta

La parte final de la pista forestal es bastante complicada, con fuertes pendientes y muchos agujeros y piedras por lo que mi recomendación es que no te metas por ella a no ser que tengas tracción en las cuatro ruedas.

De todas formas, el último kilómetro se puede hacer caminando sin problema y vale la pena cansarse un poco solo para poder contemplar las vistas y las casas consumidas por la hiedra.

Castell d’Eramprunyà

Me sorprende que después de haber subido tantas veces al Castell d’Eramprunyà en Gavà aun no tuviera una entrada específica en mi blog.

La semana pasada, aprovechando que Blanca estaba en la guardería y que Pol tenía vacaciones en el colegio, decidimos realizar la ascensión al castillo desde la ermita de Bruguers, donde se puede aparcar el coche tranquilamente.

Aunque no existen estudios extensos sobre la historia del castillo, este se nombra ya en textos en el 957 por lo que es realmente antiguo. Es increíble que pese a lo bonito del camino y del lugar, el recinto del castillo continúe cerrado desde hace ya varios años aunque no hay que precocuparse porque hay un buen agujero en el vallado en su parte oeste, justo bajando un poco por entre los árboles.

Además de las espectaculares vistas, los restos del castillo son muy bonitos aunque uno de los aspectos que más me llaman la atención son las diferentes sepulturas antropomórficas, excavadas en la propia roca y que hay que ver.

Si estamos un poco en forma, el ascenso no nos llevarà más de 30 minutos y el único requerimiento es no ser un patoso, moverse bien entre piedras y seguir las indicaciones del GR92. Pol, con 3 años y medio, tardó alrededor de una hora porque aun va un poco lento y porque algunos tramos requieren un poco de técnica e ir con cuidado.

Es una visita imprescindible del todo.