Esta mañana, en la 84 edición de la Jean Bouin he conseguido un importante tiempo de 43’46» sobre un circuito de 10 km, lo que me da muchas esperanzas para seguir confiando en batir mi record personal de maratón en marzo de 2008. La Jean Bouin es una carrera atlética de carácter popular que cada año se celebra en Barcelona. Fue disputada por primera vez en 1920, lo que la convierte en el acontecimiento atlético vigente más antiguo de España, al margen de los Campeonatos de España de atletismo.
Jean Bouin era un atleta francés nacido el día de Navidad de 1888 en Marsella, que alcanzó la fama en la segunda década del siglo XX al batir los récords del mundo de la hora, los 3.000 y los 10.000 metros entre 1911 y 1913 y proclamarse subcampeón olímpico de 5.000 en los de Juegos de Estocolmo de 1912. Iba para campeón olímpico en los Juegos que en 1916 debían celebrarse en Berlín, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial no sólo impidió que se celebrara la competición sino que acabó con su vida, pues el 28 de septiembre de 1914 murió abatido por las balas del propio ejército francés en el frente del Mosa.
Este fin de semana he estado en Sevilla y en la entrada a las rampas de ascensión de la Giralda me encontré con la siguiente inscripción: «Mandó el califa Abû Ya’ Qûb Yusuf a su alarife Ahmad Ibn Baso la erección de esta sawmu’a en 13 de safar del año 580 H. (26-mayo-1184), y terminó la edificación de ella Alí Al-Gumari a finales del postrer rabí del año 593H. (19-mayo-1197) durante el califato del Abú Yusuf Al-Mansur. Renovó el arquitecto Hernán Ruiz esta sawmu’a en el año 1568 y añadió en la parte más alta de ella, el campanario y se labró esta inscripción en el año 1984, como exaltación de la octava conmemoración centenaria de la creación de este gran alminar maravilloso«.
En 1992 Víctor, José Miguel y yo creamos Arvisa (cuyas siglas eran las iniciales de nuestros apellidos: ARoca-VIcente-SAmpietro). La idea era ganar dinero con lo que habíamos aprendido en la universidad (?!). Planeamos muchas cosas, entre ellas el sistema de conexión de calculadoras a ordenador por un 10% de coste que tenían las interfaces comerciales, pero hicimos muy pocas: sistemas electrónicos «a medida» para estudiantes (quizás para sus prácticas y proyectos de fin de carrera…) y tres decodificadores de datos para emisoras de radio que permitían la recepción directa de imágenes de satélite, RTTY y televisión de barrido lento. Hoy, me he deshecho de un montón de trastos «electrónicos», entre ellos, un prototipo digital increible que permitía transmitir un código de llamada DX de forma automática y repetitiva conectado a un emisor de rádio.
Hace unos días, andaba por Cuenca y me encontré en un cementerio una tumba un poco antigua (1861) con una inscripción haciendo referencia a la Orden Militar de Montesa. De hecho, en la lápida se hablaba de un tal Joaquín Martí y Giner que había pertenecido a dicha Orden.
Esta Orden de Caballería de Nuestra Señora de Montesa fue instituida en el reinado de Don Jaime II de Aragón y aprobada por el Papa Juan XXII en 1317, siendo su objeto combatir a los musulmanes que invadían con frecuencia la costa valenciana. Cuando se extinguió en 1311 la Orden de los Templarios, el citado monarca pidió al Papa que cediese todas las rentas que aquellos tenían en sus reinados para con ellas erigir una nueva orden de carácter militar; el Papa Clemente V no accedió a la petición del Rey, pero si lo hizo el siguiente Papa Juan XXII. Los primeros que ingresaron en la Orden de Montesa fueron diez caballeros de Calatrava, siendo su primera divisa una cruz de sable. En 1400 se incorporó la Orden Militar de San Jorge de Alfama, y la insignia inicial se transformo en una cruz llana de gules, que modernamente se ha colocado, en hueco, sobre una cruz flordelisada de sable. Su incorporación a la Corona fue mas tarde que las otras; no se llevó a efecto hasta el reinado de Don Felipe II en 1587. Desde su incorporación a la Corona es una corporación meramente nobiliaria, y para su ingreso hace falta lo mismo que en las anteriores.
Margudgued celebra sus fiestas de invierno cada 17 de enero con hoguera en honor a San Antón y su fiesta mayor esta dedicada a San Pedro de Verona (29 de abril), con comida popular y reparto de tortas y vino. Es la llamada Caridad.San Pedro de Verona, patrón de Margudgued, nació en Verona en 1206 y murió cerca de Milán el 6 de abril de 1252. Sus padres eran adherentes de la herejía maniquea, la cual todavía subsistía en el norte de Italia en el siglo XIII. Enviado a una escuela católica y luego a la Universidad de Boloña, conoció ahí a Sto. Domingo y entró a la Orden de los Predicadores. Tales fueron sus virtudes, severidad de vida y doctrina, talento para predicar y celo por la Fe, que Gregorio IX lo hizo inquisidor general y sus superiores lo destinaron a combatir los errores de los maniqueos. Con tal encargo, evangelizó casi toda Italia, predicando en Roma, Florencia, Boloña, Génova y Como. Las multitudes acudían a verlo y le seguían a donde fuese, haciendo numerosas conversiones. Nunca dejó de denunciar los vicios y los errores de los católicos que confesaban la Fe de palabra, pero la negaban con sus actos. Los maniqueos hicieron todo lo posible por hacer que el inquisidor cesara de predicar contra sus errores y propaganda. Trataron de detenerlo con persecuciones, calumnies y amenazas.
Ama a Jesucristo y como Él, experimenta la prueba, el menosprecio de algunos sectores y el ataque de quienes pensaban distinto. Su presencia evangelizadora a través de la Predicación continúa con intensidad, su capacidad organizadora le lleva a coordinar y fundar muchos mas pequeños grupos organizados. Se comenta que un día en su contemplación, en su celda dominicana, recibe la visita de las Santas Mártires: Inés, Cecilia y Catalina que dialogan en su habitación. Otros frailes llevan la noticia al Padre Prior. En el Capítulo Conventual es reprendido y corregido porque ha violado la clausura y ha recibido a mujeres en su celda religiosa. Su respuesta es un prudente silencio y es enviado al Convento de la Marca Ancona donde intensifica su estudio y oración… Un día se desahoga ante un crucifijo: «¿Qué mal he hecho, Señor, para verme como estoy?». Cristo Crucificado le dice: «Y, yo, Pedro, ¿qué mal hice?». Estas atribuciones que la tradición le dan, son fiel reflejo de la intensa comunicación que con Dios tenía a través de la Oración. Algo que había trascendido a los demás. La gente de Oración profunda transpira esa experiencia y no hace falta que publique sus experiencias místicas.
El 6 de abril de 1252, cuando regresaba de Como a Milán, cerca de la aldea de Barsalina, se encontró con un tal Carino, quien junto con algunos otros maniqueos había hecho un complot para asesinarlo. El asesino le golpeó con el hacha con tal fuerza que el santo cayó medio muerto. Lográndose poner de rodillas recitó el primer artículo del Símbolo de los Apóstoles y ofreciendo su sangre como sacrificio a Dios, humedeció sus dedos en ella y escribió en el suelo las palabras: «Credo in Deum.» El asesino entonces perforó su corazón. Su cuerpo fue trasladado a Milán y depositado en la iglesia de San Eustorgio, donde un magnífico mausoleo, obra de Balduccio Pisano, fue erigido en su memoria. Realizó tantos milagros en vida, pero fueron aún muchos más numerosos luego de su martirio, que el Papa Inocencio IV lo canonizó el 25 de marzo de 1953.
Las primeras noticias que se tienen de la Iglesia y Convento son del siglo XVI. A un kilómetro de Boltaña camino de Margudgued, y a la derecha del río Ara se alzaba una iglesia llamada de Sancti Spiritus, por haberla poseído unos religiosos de este nombre, que luego desampararon. Hoy (1988) todavía podemos contemplar sobre la bóveda del altar mayor la pintura de una paloma, figura del Espíritu Santo. Otro detalle curioso que no podemos olvidar es que en el vigente callejero figura la dirección postal de la casa como calle del Espíritu Santo.
Pertenecía la Iglesia del Espíritu Santo a la diócesis de Barbastro, era obispo D. Diego Chueca, que proyectaba efectuar una fundación en la Iglesia de Ntra. Sra. de Bruis, que está en el sitio que llaman Tierra de Antona. No se pudo ejecutar este piadoso deseo. Pasó su Ilma. a Obispo de Teruel y antes de despedirse aplicó una de sus capallanías con tal que en Boltaña o en su comarca se fundase un convento de la Orden Carmeliana. Un señor hijodalgo de Boltaña, llamado don Miguel Sanchón, era el patrón de la Iglesia de Sancti Spiritus; interesado por la fundación y animado por el párroco del lugar, don Juan de Campo, ofreció a la religión el patronato de la Iglesia, sitio, casa y ayuda de trescientos escudos de limosna graciosa.
Por aquel entonces era obispo de Barbastro don Miguel Escartín. Tuvo alguna dificultad con la capellanía de Huesca, superadas éstas e informado por don Miguel Sanchón de la necesidad de religiosos en Boltaña y serranías cercanas para predicar y confesar, dió el permiso de fundación.
Por su parte, la orden del Carmen Descalzo planeaba una fundación en el Alto Pirineo Aragonés. Consultado el Provincial, Fray Juan de los Santos, envió dos religiosos a Boltaña para explorar el terreno, satisfechos, decidieron la fundación que se realiza el 2 de junio de 1651 contituyéndose una comunidad de 26 religiosos que abandonaron el convento en 1835 a raíz de la exclaustración. Entre el número de religiosos enterrados, unos catorce, destaca el venerable hermano Bartolomé de San Juan de la Cruz, cariñosamente llamado en la actualidad, Hno. Bartolo y al que tanta veneración se le tiene por la Orden Carmelitana.
Tras la desamortización, el Convento del Carmen se convirtió en villa particular. Cuando Lucien Briet llegó a Boltaña en 1907, «sólo pude comenzar mis recorridos después de asistir a una gran cena en casa de la señora del Val, así como a una agradable fiesta organizada por don Enrique Gistau -recientemente elegido diputado provincial- en su hermosa propiedad de Villa Carmen».
Posteriormente, el convento pasó a convertirse en hospital o sanatorio, a cargo de «La Quinta de Salud La Alianza».
Desde 2006, el Sanatorio es un hotel de lujo perteneciente a la cadena Barceló: el «Barceló Monasterio de Boltaña».
Son inciertos los orígenes de Margudgued. La primera referencia al pueblo data del año 1237 en el que sus tierras pertenecían a un tal R. de Urgel de Malburget (Ledesma, La encomienda de Zaragoza, p.303, nº 130).Pocas son igualmente las referencias a su historia, siendo las más significativas las que a continuación se detallan:
1237. Primera referencia con el nombre «Malburget».
1495. «Malgudgued» cuenta con 4 fuegos o familias y es sobrecullida de Ainsa.
1543. Se mantiene en 4 fuegos.
1571. Hasta este año, el pueblo pertenecía al arcedianato de Sobrarbe, dentro del obispado de Huesca. A partir de ese momento pasa a depender del de Barbastro.
1609. Vuelve a aparecer con un nuevo nombre, esta vez «Malgurgued» con una población de 2 fuegos.
1646. Denominado «Malburgued» pertenece a la vereda de Jaca y vuelve a contar con 4 fuegos.
1785. Se convierte en aldea, al no sobrepasar los 50 habitantes.
1857. Encontramos una de sus denominaciones actuales: «Margurgued», contando con 46 habitantes y siendo una aldea del término de Boltaña. Posteriormente pasará a depender del Ayuntamiento de Sieste.
1970. Su población es de 51 habitantes.
2005. En la actualidad cuenta con las denominaciones Margudgued y Margurgued y pertenece a Boltaña.
En los siglos XII y XIII del anterior milenio, eran los Ghurida quienes gobernaban en lo que hoy es el país de Afghanistan y algunos territorios del norte de la India. La capital era Firuzkuh. Y allí, en Firuzkuh, se construyó en 1194 lo que hoy es toda una joya de la creación humana.
Los Ghurida procedían del reino independiente de Ghor, hoy reducido en sus territorios y que da nombre a una provincia afghana. Era un reino de pequeñas dimensiones que Mahmod, el sultán de la dinastía Ghaznavi de otro país próximo lo logró conquistar sobre el año 1002. Ciento cincuenta años después, el turco Ghiyas Muhammad de Ghor -nombre original : Ghiyas ud-Din – (muchos habitantes habían emigrado tras la conquista) arrebató el poder en la región afghana. Era 1186. Los territorios de la India los fue ganando poco a poco, hasta que lo logró por completo en 1192, en la batalla de Tameswar.
Ghiyas ud-Din y su familia se mantuvieron en el poder hasta 1206, año en el que fue asesinado y creado por parte de sus lugartenientes el sultanato górida de Dheli, que declaró la guerra santa al hinduismo (los góridas eran musulmanes). Esta dinastía permaneció hasta el año, aproximadamente, de 1220, en el que los mongoles hicieron su incursión en sus tierras para hacerlos caer.
Es por tanto indudable que la época en la que los Góridas reinaron es artísticamente hablando la última en lo que se refiere a edad de oro del arte islámico en la región. Maestros de la decoración a base de ladrillos y de una técnica sorprendentemente buena que hoy día nos ha llegado impecablemente conservada en estas obras de la que estamos hablando, merecen pasar por tanto a la historia del arte.
El Minarete, de 65 metros de altura y 9 metros de base y hecho en ladrillo, es el elemento que más y mejor nos habla de ello. Lo construyeron, como se ha dicho, en el año 1194, a 1900 metros por encima del nivel del mar y -lo más remarcable- entre montañas que llegan a alcanzar los 2400 metros de altura y que servían a los antiguos habitantes de la región de Jam como poderosas murallas naturales.
Se construyó para conmemorar una victoria. Por eso está tan ricamente ornamentado y es tan majestuoso. En efecto, en 1192 los Góridas habían ganado y anexionado Delhi, que estaba en manos de los Ghaznavi. Al minarete, construido para el propio Ghiyas ud-Din, se le puso el nombre de Torre de la Victoria.
Alrededor de este minarete estaba Jam, la residencia de verano de los mandatarios guridas y una base militar. Todo fue destruido en la invasión mongola apenas veinte años después. Pero nos quedan el minarete y los restos arqueológicos -entre los que se encuentran muchos restos judíos, como por ejemplo un cementerio- que dan muestras de cómo habría sido aquella civilización.
Gravemente amenazado por la erosión constante y el riesgo de inundaciones que vienen debido a la existencia de ríos demasiado próximos; gravemente atada la zona a un estricto régimen de propiedad que no ha permitido jamás hasta 2002 ninguna excavación o proyecto arqueológico.
El descubrimiento de este extraordinario monumento ocurrió bastante recientemente y la primera mención oficial de su existencia es de mayo de 1944, cuando Ahmed Ali Koazad, presidente de la Sociedad de Historia Afghana relató una conversación que había tenido con el governador de Herat en el que se hablaba del Minarete de Jam y de que había sido descubierto y fotografiado en 1943.
Después de 1944, el minarete volvió nuevamente a perderse y aunque varias expediciones intentaron encontrarlo, debido a la extensión y abrupto del terreno no fue hasta el 19 de Agosto de 1957 que el arqueólogo francés André Maricq lo redescubrió, estudió y fotografió.