Hacer que la información perdure

Llevo ya años estudiando y escribiendo sobre la historia de mi familia y sobre la mia propia, sobre Margudgued, sobre algunos objetos antiguos recuperados pero sobre todo de la genealogía de mis apellidos.

Cuando me muera, para lo cual aun falta mucho, no quiero que se pierda todo este esfuerzo e ilusión que he puesto durante todo este tiempo así que he preparado un plan para que la información perdure para siempre. Hoy en día toda esta información la tengo distribuída en cuatro soportes separados: Google (para fotografías, fuentes, documentos y escaneados), AWS (para albertsampietro.com), Tribalpages (para mi árbol genealógico y algunas fotografías más) y papel (documentos físicos, fotografías y la revista que escribía cuando era pequeño «Exper»).

El problema es que los tres primeros soportes (Google, AWS y Tribalpages) son servicios son de pago y en el momento en que la suscripción deje de abonarse, los datos serían borrados así que este es el plan que he ideado:

1. Libro físico. Tengo pensado transcribir todos los posts de mi blog a un documento Word, convertirlo en un libro y editarlo. También añadiré buena parte de los artículos que escribí antes de que existieran los blogs en mi revista personal que se llamaba «Exper-87» y posteriormente solamente «Exper» y que mantuve en activo desde 1987 hasta 1995 aproximadamente. En dicho libro también me gustaría añadir el árbol geneálogico de mi familia.

La idea seria regalar una copia del libro a varias personas de la familia y amigos para que hubiera copias redundantes. Probablemente, un libro bien editado sea el soporte que asegura una mejor conservabilidad más allá de soportes digitales que podrían quedar obsoletos en 40 o 50 años.

2. Memoria USB. Ahora mismo, en total, tengo generados unos 300 GB de información ordenada y clasificada y me gustaría símplemente grabar varias memorias USB para regalar a miembros de mi familia y amigos. Utilizando este soporte puedo poner mucha más información que en un libro aunque existe el problema de que se pierda o que deje de funcionar en unas cuantas décadas.

En todo caso me gustaría hacer algo bonito como crear una funda con forma de libro dentro del cual estuviera la memoria con algunos datos escritos a modo de ayuda o algo similar. Tengo claro que si voy repartiendo memorias USB, con lo pequeñas que son, en tres días se habrán perdido todas.

Además de toda la información, documentos y fotografías que tengo en Google, también volcaría una copia de seguridad de mi árbol genealogico en el formato estándar GEDCOM.

3. Información en objetos. Muchos de los objetos que me rodean y algunos de los libros que he leído, los tengo etiquetados actualmente con un código QR que al ser escaneado con un teléfono te lleva a la página con su historia o comentario dentro de albertsampietro.com. El problema es que cuando deje de pagar a AWS y mi dominio, toda esta información dejará de estar disponible y los códigos QR se volverán inútiles y de nada servirá que los haya impreso en etiquetas de larga duración y resistentes a productos químicos varios, altas temperaturas y a los impactos físicos. He utilizado para ello una impresora de transferencia térmica Brother P-Touch P-750W y etiquetas TZ Tape (actualmente las TZe-241).

La idea no era mala pero a no ser que pueda poner toda la información en el propio objeto de nada servirá. Podría hacerlo utilizando códigos datamatrix, pero la verdad es que ocupan casi más que imprimiendo el texto directamente así que esto es lo que haré.

El tema es pues decidir que impresora tengo que comprarme para comenzar a pegar etiquetas, de al menos 10 cms de ancho y alta durabilidad a algunos objetos antiguos recuperados de mis padres y abuelos, para que generaciones posteriores sepan de donde salieron y a quien pertenecieron.

Joaquina Betato Cavero y sus padres

Hace unos años hablé de la historia de mi bisabuela. Joaquina Betato Cavero, y de como se casó con mi abuelo Antonio Sampietro Coscujuela en Margudgued.

Joaquina Betato Cavero alrededor de 1910 con unos 37 años unos 7 hijos

He continuado indagando y creo haber encontrado los apellidos concretos de mis tatarabuelos, los padres de Joaquina Betato Cavero. De ellos solo conocía sus primeros apellidos y de que provenían de Samper y buscando un poco he dado con una lista documental donde aparecen.

Listado de expedientes en Genearagon.com

Ya de por sí, era mucha casualidad que justo los nombres y primeros apellidos de mis tatarabuelos estuvieran una fila después de otra en esta página pero es que además cuando he investigado lo que es San Pedro de Toledo he descubierto esto:

Servicio de Cartografía de la Universidad Autónoma de Madrid

Indagando en otros medios, me queda claro que la denominación de San Pedro de Toledo hace referencia a la iglesia de San Pedro en Samper, hoy en día municipio de La Fueva.

Así, con casi toda seguridad puedo decir que los padres de mi bisabuela Joaquina Betato se llamaban Joaquín Betato Arasanz y Magdalena Cavero Betato… todo quedaba en familia al final.

Posteriormente, también he dado con el Censo Electoral de 1892 de Sieste, en el que aparece Joaquin Betato Arasanz con 72 años. En esa época, Margudgued pertenecía a Sieste al igual que Villa Carmen (el «Sanatorio») por lo que ya no hay ningún tipo de duda.

En cuanto a fechas, Joaquín Betato Arasanz nació entorno a 1820 (1892 menos 72) por lo que tuvo a su hija Joaquina Betato con 53 años, un poco viejete, la verdad, aunque no se que edad tenía su mujer. Considerando que tuvieron 6 hijas, no sería de extrañar que esta fuera la más pequeña.

Según mi padre «cuando el padre murió, echaron a todas las mujeres de Villa Carmen y las acogieron en Casa Zazurca de Margudgued donde se casó con Antonio Sampietro Coscujuela». Eso significaría que Joaquín Betato Arasanz murió entre 1892 y 1897 ya que mi abuelo nació en 1899 y tenía que haberles dado tiempo de mudarse, casarse, enbarazarse y parir. Y nada de esas cuatro cosas es sencilla ni rápida.

La Envidia

Cuando mi madre tenía 77 años, se dedicó a escribir en una libreta sobre temas cuotidianos vistos siempre desde su punto de vista: La Decepción, La Vida Laboral, Colecciones, El día de mañana,…

En esta ocasión he recuperado un nueva tema, «La Envidia», escrito el 27 de marzo de 2013.

La Envidia

Hay cosas que existen pero no las vemos, la envidia es una de ellas.

¿Qué es la envidia? una virtud?, no, un vicio?, tampoco, una enfermedad?, no llega a tanto, pero va por el camino de serlo.

El mundo actual se presta a muchas envidias si no somos conscientes de nosotros mismos, de lo que queremos o necesitamos, ¡Cuantos objetos se tiran a la basura por envidia! Cuando vemos que fulanita se ha cambiado algún mueble o reformado algo del piso, nos entran unas ganas locas de hacer lo mismo. ¿Tenemos realmente necesidad de hacerlo? es lo primero que tenemos que preguntarnos, o ¿es solamente porque alguna vecina o amiga lo ha hecho?.

La envidia, según mi modesta opinión (que hay opiniones para todos), es falta de personalidad. Tenemos que parar de hacer lo que hacen los demás; hay que tener en cuenta que no siempre el que más tira es el que está en mejor situación económica. Suelen ser muy amantes de las compras a plazos. Conozco vecinos que están esperando terminar con los plazos del coche para comprarse otro nuevo.

A principios de mes, los taxistas tienen mucho más trabajo, han cobrado y olvidan que el salario ha de durarles hasta final de mes. Tal vez los últimos días del mes, en lugar de ir en taxi, alguno mirará si puede colarse en el metro o autobús sin parar.

No hay que mezclar la envidia con los celos aunque tengan algo de parentesco. Este úñtimo suele ser más grave. Ya desde niños empiezan los celos, hay que empezar la educación de muy pequeños y los mayores que les rodean observar si tienen algún problema y no comparar ninguna virtud nunca entre hermanos. No todos somos iguales, hay que saber respetar las diferencias y hacer comprender que cada cual puede ser apto para una tarea distinta en la vida. Sin desmerecer a ninguno, se evitarían envidias y celos.

En los pueblos, todavía son más acusadas las envidias entre vecinos, muchos cambian de coche para farolear, no por necesidad. He sido testigo de ello.
La Envidia, por María Luisa Ventosa

En La Pobla de Roda, 100 años después

Cien años después de que mi abuela Mercedes Fillat Costa hiciera esta fotografía, hemos vuelto al mismo sitio, en La Pobla de Roda (Huesca), para intentar hacer una similar.

La Pobla de Roda en 1920
La Pobla de Roda en 1920

La verdad, es que la casa no ha cambiado demasiado y son totalmente identificables todos los detalles de las ventanas y puerta un siglo después.

La Pobla de Roda en 2022

Puedes pinchar en las imágenes para hacer zoom y deleitarse con los detalles de la fotografía que hicimos el fin de semana pasado.

El Sampietro de Cuba

Desde siempre he oído por casa de mis padres que un familiar de mi abuelo paterno se había ido a Cuba y nunca más habíamos sabido de él. Hace unos días mi primo Toni, usando sus «conexiones» en Francia, me dijo que su nombre era Tomás Sampietro y que efectivamente era el tio de mi abuelo Antonio Sampietro Betato.

Así pues, asumiendo que era tio de mi abuelo, lo más probable es que fuera hijo de Joaquín y María, que se llamara Tomás Sampietro Coscojuela (o Coscujuela) y que fuera hermano de mi bisabuelo Antonio Sampietro Coscojuela.

El siguiente paso será investigar en los archivos de emigración a Cuba a ver si encuentro su nombre entre 1890 y 1920.

En Can Piera

Can Piera es una mansión ubicada en el número 22 de la calle Panamá de Barcelona en la zona alta de Pedralbes. Allí nació mi madre donde sus padres (mis abuelos) trabajaban como cocinera y chofer para una de las familias más adineradas de la ciudad a principios del siglo XX.

Buscando entre las cajas de fotografías que tenían mis padres en casa, he encontrado esta que soy incapaz de identificar. Lo único que se seguro es que fue hecha en Can Piera alrededor de 1930, quizás 10 o 15 años antes o después.

En Can Piera, en la calle Panamá, número 22, de Barcelona

Y como que el azar es una casualidad presente e imprevisible, quizás esta fotografía algún día cae en manos de alguien que es capaz de identificar a la niña de la manguera y me da una alegría.

Mi madre en 1966

Esta foto de mi madre fue tomada alrededor de 1966 y es una de las pocas que tengo en la que no está posando formalmente.

Mi madre alrededor de 1966

En la fotografía, mi madre está junto a un señor que desconozco en un bar, bebiendo una Cocacola y revisando catálogos o fotografías; no lo tengo muy claro. Viste con un traje-chaqueta bastante moderno y con su medalla de la Virgen que la acompañó durante toda su vida.

Si se amplía su mano derecha, aparece un brillo en uno de los dedos que me hace pensar que puede ser el anillo de casada aunque no queda del todo claro.

Capella de Nostra Senyora de la Mercè

Pese a que tenía muchas fotografías de la boda de mis padres, nunca había podido identificar el lugar donde se habían casado. Algunas fotos estaban hechas en una escalinata que parecía la entrada a un chalé, otras en la calle y las de la ceremonia en un espacio cerrado dificilmente identificable. Sabía que se habían casado por Sarriá o Pedralbes pero ninguna de las iglesias de la zona parecían coincidir con las imágenes.

Y esto fue así hasta el pasado 3 de diciembre de 2020 cuando corriendo por el monte y volviendo ya para casa en uno de mis típicos recorridos aleatorios me topé con una calle que era clavada a la de las fotos de la boda. Obviamente, no me pude parar, pero cuando llegué a casa repasé el recorrido que había hecho y tras estar mirando un buen rato descubrí una especie de capilla ubicada en un chalé cuyo nombre era y es «Capella de Nostra Senyora de la Mercè».

Circuito del 3 de diciembre de 2020

Se encuentra situada en el Carrer Torrent de les Roses 22 de Barcelona, por encima de la Ronda de Dalt en la zona alta de Pedralbes.

Capella de Nostra Senyora de la Mercè – Barcelona

Obsérvese la pequeña cruz que asoma en lo alto del chalé y lo camuflada que se encuentra la iglesia entre viviendas unifamiliares.