Principio 1: Ser amable con la vida

Ahora que tengo niños y que siento y pienso muchas cosas por primera vez, tengo claro que el mayor regalo que puedo darles es asentar sólidos principios para que les acompañen durante toda su vida. No creo que haya nada más importante que pueda darles; ni bienes ni conocimientos ni experiencia porque unos buenos principios pueden hacerlos autosuficientes para adquirir los tres, para rehacerse ante problemas y para cambiar sus vidas cuantas veces quieran.

Uno de esos principios es la amabilidad con la vida: dar sin esperar nada a cambio bajo la premisa de que si toda la humanidad hiciera lo mismo seríamos capaces de tener un mundo mejor. A nivel práctico esto es lo que significa:

      • Reciclar. Adquirir el hábito de reciclar cada día separando la basura que generamos y depositándola en el contenedor correspondiente.
  •  
      • No ensuciar la ciudad o el bosque. No tirar porquería al suelo y si se nos cae algo recogerlo y echarlo en una papelera o contenedor.
  •  
      • No desperdiciar recursos. No malgastar el agua y la electricidad, no tirar comida, no dejarse nada en el plato, no comprar cosas que luego no utilizas,…
  •  
      • Ayudar a otros. Hay mil formas de ayudar desinteresadamente a otros. Por ejemplo, ayudar a cruzar la calle a un ciego, ayudar a un viejecito a llevarle la bolsa de la compra, contribuir para una ONG,…
  •  
      • Pagar impuestos. Aunque hay mil opciones y tentaciones para defraudar a Hacienda, es importante no hacerlo y pagar lo que debemos aunque otros no lo hagan: pagar y cobrar IVAs en tus servicios, declarar bienes en el extrangero, renunciar a ingeniería fiscal ilícita,…
    •  
      • No matar animales por diversión. No estoy hablando de ser vegano o vegetariano sino de no andar por ahí matando arañas y hormigas. De no fomentar los toros, de no maltratar perros y gatos y de ayudar a cualquier animal que pueda necesitarnos.

De hecho, creo que este es el principio que está más íntimamente conectado con nuestra felicidad.

En busca de mi Ikigai

«Ikigai» es un término japonés que significa algo así como «un motivo para existir y ser» y es la palabra más utilizada por los centenarios japoneses cuando se les pregunta sobre porqué se levantan todas las mañanas.

Se basa en cuatro conceptos principales que son (1) lo que amas, (2) en lo que eres bueno, (3) aquello que haces y por lo que alguien está dispuesto a pagar y (4) lo que el mundo necesita. Solamente a través del balance de estas cuatro variables se consigue la plenitud del Ikigai.

Probablemente, la más controvertida es la número 3 (aquello que haces y por lo que alguien está dispuesto a pagar) pero como ya decía hace unos años, resulta difícil ser feliz si no tienes dinero.

Las cuatro variables del Ikigai y las consecuencias de no estar en el centro

En el gráfico de arriba se muestran cláramente las consecuencias de no estar en el centro del perfecto balance entre las cuatro variables: inutilidad, tristeza, pobreza y mediocridad. Si te quedas fuera de los cuatro círculos principales entonces es que lo tienes todo pero dudo mucho que realmente haya alguien en el mundo que no pueda encontrar ninguna de las cuatro variables en él.

En el libro «Ikigai: Los secretos de Japón para una vida larga y feliz» hay cuatro preguntas para iniciarse en esa búsqueda del Ikigai y que voy a intentar autoresponderme:

      • ¿Cual es mi elemento natural? Me siento cómodo delante del ordenador, solo, durante horas pero también con gente pero sobretodo viajando y descubriendo cosas y lugares nuevos todos los días.
    •  
      • ¿Con qué actividades se me pasa el tiempo volando? Estudiando la genealogía de mi familia, escaneando documentos antiguos, corriendo o yendo en bicicleta, comiendo, creando cosas nuevas, estudiando  en profundidad temas que me apasionan, subiendo picos (no muy altos) y enseñando o explicando cosas a otros.
    •  
      • ¿Qué me resulta fácil hacer? Hablar en público, estar y hablar con gente, estar concentrado en algo concreto y que me guste durante muchas horas seguidas, resolver problemas y estar bien conmigo mismo en situaciones tristes o de stress.
    •  
      • ¿Qué me gustaba cuando era niño? Coleccionar sellos y monedas, hablar por mi emisora de radioaficionado, leer y escribir, dibujar planos inventados, pescar en el río, estar en la naturaleza, ir a buscar mejillones y almejas al mar, ir a por setas a la montaña, pasarme horas creando construcciones con el Exin Castillos y jugar a «policías y ladrones». Tengo bastantes cosas más pero sería muy largo…

En cierta forma, la búsqueda del Ikigai japonés me ha recordado al Hygge danés aunque tienen pocos puntos en común lo que me hace pensar que combinarlos podría ser una buena opción.

Los países más felices del mundo

El 20 de marzo pasado la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible, un comisionado de la ONU, publicó su «Informe de la felicidad en el mundo» que contiene la lista de los 56 países más felices del mundo:

Los países más felices del mundo - 2017
Los países más felices del mundo – 2017

El listado completo que incluye los 155 países estudiados y que cierran la República Centroafricana (155), Burundi (154), Tanzania (153), Siria (152), Ruanda (151) y Togo (150) está en aquí (ver página 13).

Los factores que el informe considera fundamentales para evaluar el grado de felicidad de un país son los siguientes:

  1. Producto Interior Bruto.
  2. Nivel de políticas sociales (cobertura sanitaria, etc…).
  3. Expectativa de vida de una persona.
  4. Libertad para escoger diferentes opciones de vida.
  5. Generosidad.
  6. Percepción de la corrupción.
  7. Distopía.

La verdad es que estoy bastante en desacuerdo con este ranking por una razón principal y es porque la felicidad, al final, tal como definió Mo Gawdat, no es más que la diferencia entre tus expectativas en la vida y lo que realmente consigues día a día.

En algún momento haré mi propio ranking con los países que he visitado.

… y mueren como si nunca hubieran vivido

Aunque no suelo publicar contenidos no originales, hoy voy a hacer una excepción para copiar una cita de un tipo importante:

«… pierden la salud para ganar dinero, después pierden el dinero para recuperar la salud. Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro. Y viven como si no tuviesen que morir nunca, y mueren como si nunca hubieran vivido.»

Ya se que lo más educado sería poner el autor pero entonces, igual que sucede con un cuadro cuando tiene puesto el nombre del pintor al lado, pierde fuerza la obra (en este caso, las palabras) y realza más a la persona.

Precio Hora Vital

¿ Cuanto vale una hora de tu vida, fuera de tu trabajo ?, ¿ A nivel económico, en cuanto valoras tu tiempo ?, ¿ Debes perder el tiempo fregando el baño ?. ¿ Cuanto debe estar dispuesta a pagar tu familia si te secuestran ?

Por fin he recuperado este viejo post de hace algunos años y lo he actualizado con la fórmula matemática con la que obtener el precio de tu hora vital, fuera del trabajo, que puede hacer que repienses un montón de cosas. Para el cálculo intervienen los siguientes factores:

  • Edad. Cuanto más edad tienes, menos años te quedan y por la simple ley de la oferta y la demanda el Precio Hora Vital debe ser mayor.
  • Índice de Felicidad Actual. Si eres muy feliz, ¿ para que cambiar ?… quizás no necesitas fabricar tiempo libre.
  • Horas de Trabajo Remunerado (e invertidas en transporte). Más horas trabajadas significa menos tiempo libre y por tanto un valor superior de las horas.
  • Horas que Necesitas Dormir por Día. Si eres un dormilón, tu precio horario sube, porque te quedan menos horas de vigilia.
  • Número de Hobbies Verdaderos que Tienes. Si no tienes hobbies, ¿ para que quieres el tiempo ?… obviamente estás devaluando tus horas.
  • Número de Hijos que Tienes. Es uno de los elementos más inflaccionadores del valor horario de tu vida. Si tienes muchos hijos, el precio se dispara pues básicamente vas a necesitar mucho tiempo para estar con ellos.
  • Número de Parejas, Amantes o Novias/os que Tienes. Ya se que lo normal es tener una, pero hay quien paraleliza… una nueva forma de hiperinflacción horaria.
  • Número de Amigos Verdaderos que Tienes. Sin duda, los amigos verdaderos también van a requerir tiempo de ti y por tanto cuantos más tengas, más tiempo necesitarás y más valor tendrá un hora tuya.
  • Número de Horas Semanales Invertidas en Siestas. Si bien hacer siesta (por ejemplo, el sábado y el domingo) incrementa exponencialmente tu grado de felicidad, también es cierto que hará que dispongas de menos tiempo libre y que por tanto el remanente sea más valioso.
  • Salario Bruto Anual. De nuevo la ley de la oferta y la demanda; en este caso el de la oferta pues si no tienes dinero para comprar tus horas, su precio se devalúa.
  • Coste Mensual de tu Hipoteca o Alquiler. Uno de los primeros gastos corrientes es este coste y que restado del punto anterior nos dará aproximadamente la base de referencia económica de la cual partir.

Para calcular el Precio Hora Vital, sólo debes rellenar este sencillo formulario.

Obviamente del resultado que obtengas puedas realizar otras deducciones como por ejemplo si vale la pena moverte en taxi por la ciudad o contratar la limpieza de la casa. También hay otras derivadas más profundas como por ejemplo el cálculo del precio total de tu vida (en el caso de que te secuestren…).

El Fin de la Hipoteca… en el 2009

Pues al final va a ser que no. Pese a que estaba en mi Lista de Deseos, este año (2008) no voy a poder terminar de pagar la hipoteca de mi casa. La crisis y algunos contratiempos económicos han hecho que tenga que postponer la amortización final para 2009.

Con este, son ya dos, los deseos que tengo que catalogar como «Deseos Incumplidos o Caducados«.

Noticias Deportivas

Un rápido apunte para informar a Jordi, José Luis, Vicenç y Marco de algunas novedades deportivas:

  1. Ya me he inscrito, el próximo domingo 31 de agosto, a la Cursa de la Festa Major de Ripollet de 10 kms donde intentaré hacer un tiempo lo más digno posible.
  2. Después de unas cuantas semanas de actividad mínima, ayer sábado fui a correr y ahora tengo agujetas. La verdad es que no se puede decir que esté en un estado de forma óptimo. Lamentable.
  3. He incorporado a La Lista de Deseos, cruzar el Puente de Brooklyn corriendo. Imagino que se podrá hacer y no será sólo para coches o con peaje o alguna cosa rara de estas. Espero cumplir este deseo en menos de 4 semanas.

brooklyn_bridge.jpg

Dinero, dinero, dinero…

El otro día, cenando con Dídac, me recordaba un viejo post que publiqué acerca de la gestión de marrones. En concreto, se trataba de un pequeño compendio de ideas para ganar dinero, que como todo el mundo sabe, es una de las claves de la felicidad.

Básicamente, existen 3 vías principales:

  1. Ganar dinero con el sudor de tu frente (trabajando para alguien).
  2. Ganar dinero con el sudor de la frente de los demás (haciendo que los demás trabajen para ti; o sea montando una empresa).
  3. Ganar dinero a través de fuentes alternativas y quizás un poco riscosas (invertir en bolsa, ebay,…).

Existen otras formas tales como las loterías, robar o heredar pero no las incorporo en las opciones principales porque o son no controlables o te pueden llevar a la cárcel.

Para los menos arriesgados y más conservadores, sin duda, la mejor opción es la 1 (Ganar dinero con el sudor de tu frente) aunque las posibilidades de que te hagas inmensamente rico son bastante limitadas a la mínima que hagas un básico cálculo matemático: multiplica el precio hora máximo por el que puedes vender tus servicios y múltiplicalo por el número de horas que tiene el dia; eso es lo máximo que podrás ganar en tu vida por día.

También podemos intentar un mix entre la opción 1 y la 2, por ejemplo trabajar duro haciendo gestión en una gran empresa sin que esa empresa sea la tuya. Para conseguirlo es necesario llegar hasta la posición deseada y para lograrlo quizás sean útiles algunas ideas:

1. Alegría. Trabaja con alegría y entusiasmo. Si vas al trabajo triste es que no te gusta. Cámbiate.

2. Marrones. Cómprate un buen tenedor y un buen cuchillo y cómete los marrones en silencio y sin protestar porque esto te curtirá. Lo que más agradecerá tu jefe es que no le generes problemas, que cuando debes hacer algo lo hagas con independencia, con valentía y totalmente orientado al objetivo final.

3. Relaciónate y conoce gente. Esto es básico porque las cosas solo funcionan si conoces a tu interlocutor y puedes llamarlo cuando el «proceso» se ha encallado. Tienes que trabajar en networking dentro y fuera del trabajo con colegas, clientes, proveedores y sobre todo amigos. Utiliza herramientas tipo Xing o Linkedin. Manténte en contacto con todos tus excolegas.

4. Entiende la compañía. Tienes que conocer la estructura de la compañía, quién es quién, los responsables, los que toman las decisiones. Tienes que conocer la estrategia y objetivos de la misma. Ínvestiga el proceso de toma de decisiones, las redes de influencia, las «familias», los objetos de justificación clave (crecimiento, mercado, rentabilidad, ventas,…). Justifícalo todo con un plan de negocio que relacione lo que pretendes con lo que ganará la compañía si lo hace. Muévete como pez en el agua.

5. Piensa en grande. Para ser grande tienes que pensar en grande. Conviértete en una referencia y aunque trabajes a nivel de detalle nunca olvides el objetivo de alto nivel que persigues. Si es preciso escríbete los macro-objetivos de tu trabajo y cuélgatelos delante de ti para que «no te despistes». Ejemplo: si eres el responsable de una unidad, recuerda que tienes dos objetivos principales: ganar dinero y que tu cliente esté contento. Es por ello que diariamente deberás revisar la rentabilidad que está obteniendo tu equipo y hablar con tu cliente.

Bueno, podría seguir escribiendo consejos e ideas, pero creo que con practicar estas 5 se avanza un montón. El resumen de todo lo dicho es que aunque seas el mejor del mundo trabajando solo, en una compañía debes conocer las piezas clave que la componen y como moverlas cuando se presentan problemas delante del camino (procesos que no funcionan, negativas de tus jefes, sobrecargas inesperadas, etc).