Muerte épica

Cuando me llegue el momento de terminar aquí, en la vida terrenal, y tenga que aventurarme en la siguiente etapa en la vida eterna, tengo muy claro como me gustaría irme.

Nada, absolutamente nada, me parecería más épico, epopéyico y el broche final a toda una vida de felicidad extrema que morir a los 80, 90 0 100 años tras cruzar la línea de meta de una maratón.

Eso querría decir que he agotado la vida hasta su últmo suspiro, que no me resigné a los 70 a quedarme en el sofá viendo la tele y que la vida me sonrió siempre porqué yo le sonreí a ella, como me decía ayer Maria.

Sobre el Mindfulness

Es necesario e importante. Nuestro ajetreado, estresante y demandante día a día no nos deja otra alternativa que invertir cierto tiempo en técnicas de mindfulness para volver a conectar con nosotros mismos. Básicamente para «descansar» nuestra mente y poder concentrarnos, sin distracciones, en nosotros mismos.

Nuestro entorno, Whatsapp, Instagram y la necesidad de ser super-guays 24/7 no nos llevará a ningún buen puerto. Solamanete va a crearnos stress innecesario y después vamos a tener que solucionarlo con mindfulness, yoga, meditación e historias de estas.

Aunque hay mejores técnicas. El Mindfulness no deja de ser un invento post-moderno para los urbanitas estresados que no son capaces de dejar de mirar el teléfono ni un solo minuto o de encontrar un mìnimo de paz interior consigo mismos sin ayuda externa.

Si realmente quieres ser más feliz, ólvidate del mindfulness e invierte tiempo en alguna de estas actividades: ir a pescar en solitario a un rio, levantarte temprano antes de que amanezca e ir a por caracoles, andar por la montaña en busca de setas durante 6 u 8 horas o símplemente, sal a andar rodeado de naturaleza y sin ir acompañado.

El único requisito es que no te lleves el teléfono y que no vayas con gente. Pruébalo. De verdad que estar junto a un rio, con tu caña, intentando capturar peces durante unas cuantas horas es 100 veces más efectivo que 60 horas de mindfulness o de yoga. Créeme.

Si tienes problemas con matar animales, siempre puedes devolverlos al agua como suelo hacer yo la mayoria de las veces (a no ser que se me aparezca una buena trucha que al final acabo comiéndomela para fortalecer el ciclo de la vida).

Si definitivamente eres animalista, prueba con las setas. Desde finales de septiembre y hasta el fin de noviembre, en los Pirineos (y en muchos otros sitios) vas a poder disfrutar de una experiencia única. Más barata y más efectiva que cualquier otra técnica que puedas encontrar en la ciudad.

Los 6 principios japoneses

La verdad es que estos 6 principios supuestamente japoneses son una adaptación moderna del budismo y no necesariamente ligados a la cultura japonesa aunque sí la identifican bastante bien:

    • Ikigai: Debes encontrar siempre tu propósito u objetivo en la vida.
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    • Shikita Ga Nai: Acepta y deja ir. Cuando hay algo que no puedes cambiar, porque ha sucedido ya o porque símplemente es superior a ti, acéptalo y sigue tu camino.
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    • Wase-Sabi: Encuentra la paz en las imperfecciones. No intentes tenerlo todo bajo control o tener una vida perfecta porque eso no existe. Se feliz con las imperfecciones porque eso hace única nuestra existencia.
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    • Gaman.Preserva tu dignidad siempre. Es uno de los principios más poderosos, el de la perseverancia, el auto-control, la paciencia y la resiliencia. Es la gran diferencia entre las personas que alcanzan sus objetivos y los que no.
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    • Oubaitori: No te compares. Sigue tu camino sin mirar a los otros intentándote comparar y ser «mejor». Se tu mismo y acéptate.
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    • Kaizen. Mejora constantemente. Las pequeñas mejoras y cambios cada día son la mejor forma de alcanzar nuestro propósito en la vida, poco a poco, paso a paso.

En cierta manera estos 6 principios son una nueva aproximación, esta vez oriental, a la búsqueda de felicidad en la vida.

Cómo vivir para siempre

Para vivir eternamente solo son necesarias dos condiciones esenciales que invitan a la reflexión sobre los límites de la vida y la existencia:

      • Vivir mientras estás vivo. No es ningún secreto que mucha gente no sabe vivir. Sobre la felicidad se han escrito ríos de tinta, como el Ser Feliz, la Teoría de la Disruptividad o Las 8 Claves para ser feliz, y sin embargo ahí tenemos a media humanidad, sobre todo en los países más ricos, sin saber que hacer para tener una vida plena y ser feliz. Hay pocos secretos para ello: comer bien, hacer ejercicio, tener metas, olvidarse de las redes sociales (y especialmente de Instagram), estar socialmente conectado, romper con lo que no te hace feliz (y con la gente «consumidora de energía») y no tomarse las cosas demasiado en serio.
      • Dejar algo que perdure más allá de tu muerte física. Esto es lo más importante si quieres vivir para siempre y además es lo que puede dar sentido a tu vida mientras estás vivo. Básicamente se trata de tener claro el legado que quieres dejar y durante cuanto tiempo quieres que perdure. En mi caso particular son mis hijos, la historia escrita y documentada de la familia (con árbol genealógico y miles de fotos incluído), escribir un libro y dejar una casa en el pueblo donde nació mi padre.

Parece fácil, ¿no?. Hay muchas personas que siguen entre nosotros después de dejarnos y aunque no pretendo estar a su nivel, solo por citar algunas, diré Albert Einstein, Jesucristo, Mahoma, Gandhi, Darwin, Buda y Freud. También hay otras que siguen muy vivas, y que no deberían estarlo, como Hitler, Franco, Stalin o Kennedy (que fue el impulsor de la guerra de Vietnam y de la invasión de Bahía de Cochinos en Cuba).

Pol y Blanca hace unas semanas en el CosmoCaixa en Barcelona, siendo felices.

Ser feliz

Hace ya más de 16 años que sinteticé Las 8 Claves para ser Feliz y desde entonces he evolucionado bastante el pensamiento hasta llegar a una conclusión que permite explicar de forma sencilla el camino a la felicidad.

La felicidad es la ausencia de preocupaciones.

Fácil, ¿no?. Ya solo queda entonces aprender a eliminar nuestras preocupaciones o a gestionarlas de forma que no sean tales.

En mi caso particular es un poco más fácil porque siempre aplico un par de reglas clave:

    • Relativizar los problemas. Si puedes solucionarlos, los solucionas y si no puedes, símplemente, ignóralos. Vamos, que hay que ser un poco más pasotilla si quieres ser feliz.
  1.  
    • Preocuparse a su debido tiempo. Si vas a tener un problema en 3 meses, ya te preocuparás o lo solucionarás cuando llegue. No vale la pena comenzar a preocuparte antes. Esta regla está intimamente ligada con el concepto de «no hagas hoy algo que puedas hacer mañana».

En general, la gente más feliz no se estresa si llega justa al aeropuerto, cuando se acerca la fecha de entrega de la declaración de la renta, cuando no te suben el sueldo ni te promocionan o cuando tus amigos no te han invitado a una cena, símplemente por citar algunos ejemplos.

¿Como es un sábado perfecto?

El sábado, por defecto, es el mejor día de la semana por antonomasia. Y en mi caso, aun puede ser más perfecto si soy capaz de prepararme una buena comida en casa y echarme una siesta en la cama, con pijama y las persianas bajadas, de no menos de dos horas.

La comida presiesta es clave y tiene que hacerse en casa. No sirve en un restaurante porque nada está más bueno que lo que te has cocinado tu mismo.

Uno de mis menús preferidos es pasta con rovellones, rosinyols, galeras e hígado de bacalao. La pasta tiene que ser fusilli, radiatori o casarecce porque su textura es más gruesa y además el sabor se impregna mucho más que en los clásicos macarrones o espaguetis.

Las setas (rovellones y rosinyols) tienen que ser frescas y no tienen que cocerse demasiado. Lo mismo aplica a las galeras. En la salsa puedes ponerle un poco de tomate pero sin excesos. Obviamente, ni queso y mucho menos nata. El perejil y la pimienta negra le darán un toque final excepcional al plato con la pasta al dente donde la estrella es el hígado fresco de bacalao que puedes comprar en cualquier pescadería y tiene que estar cortado en dados no muy pequeños (un centímetro).

Quizás con un poco de vino y agua, y directo a la cama a hacer la siesta.

Teoría de la Disruptividad, revisada

Hace ya 14 años que publiqué la Teoría de la Disruptividad para sentirte vivo todos los días de tu vida y no acabar sumido en la desgracia y la grisicitud. Y ha llegado el momento de revisarla y mejorarla.

    • Cada día, haz algo disruptivo y nuevo. Por ejemplo, ir al trabajo por una calle distinta o comprar algo nuevo en el supermercado.
    • Cada semana, haz algo épico y que te ponga a prueba. Por ejemplo, subir un pico, cruzar tu ciudad andando o sacarte el carnet de moto.
    • Cada mes, haz algo memorable que perdure en el tiempo. Por ejemplo, terminar el árbol genealógico de tu familia, reconectar con tu novia de hace 25 años o hacer un ironman.
    • Cada año, haz algo imposible. Convierte en posible lo imposible. Haz una lista de cosas totalmente imposibles de conseguir y que desees, elije una y revierte su naturaleza, conviértela en realidad.

El nuevo punto añadido es el último y es probablemente el generador de felicidad más importante ya que cuando crees que puedes hacer cosas imposibles, el mundo nunca más vuelve a ser la misma mierda aburrida y depresiva que vive el 99% de la gente.

Reciclaje y Felicidad

Durante algo más de 3 meses he mantenido abierta una encuesta que lancé en Twitter en abril para estudiar la correlación entre el nivel de reciclaje y el de felicidad de las personas.

La encuesta contenía dos preguntas simples: ¿Cual es tu nivel de felicidad (1-10)? y ¿Como reciclas en casa (6 opciones)?. Con algo más de 300 respuestas, los resultados obtenidos son bastante interesantes:

    • La norma general seguida por el 94% de las respuestas es que por encima de un nivel de felicidad de 8, los encuestados reciclan utilizando 4 cubos o más (vídrio, papel, embases y orgánico).
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    • El 86% de los encuestados con niveles de felicidad por debajo de 6, no reciclan nada o lo hacen solo con dos cubos como máximo.
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    • El 71% de los infelices por debajo de 3 no reciclan.

Antes estos resultados tan contundentes la pregunta que cabe hacerse es si los que reciclan se vuelven felices o son los ya felices lo que sienten los impulsos recicladores en su interior.

En todo caso, si quieres ser más feliz, recicla.