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Este domingo corrí mi maratón número 34 en Barcelona marcando un crono de 3h 44′ 58», nada mal para lo poco entrenado que estaba. De los 20.385 inscritos solamente 16.889 cruzaron la línea de llegada arropados por las más de 300.000 personas (según la Guardia Urbana) que se lanzaron a las calles para animar a los corredores junto a Laura.
Un año más, corrí junto a Jordi Pedrol que en esta ocasión me sacó un par de minutos de ventaja (… y mira que no me gusta perder!).
Esta mañana he corrido mi maratón número 30 en Barcelona. Con mucho sol, 25 grados y un ligero viento que te hacía parecer que no hacía tanto calor, a partir del km 24 todo ha comenzado a hacerse complicado y al final me he ido a las 3h 58′ 03». El año que viene seguro que irá mejor.
(Artículo original extraído de benegre.cat y traducido por @albanta)
29/11/2013 – Un estudio confirma que nos la pela cuántos kilómetros corres cada día
Investigadores de la Universidad de Barcelona han publicado hoy un estudio que revela que nos dan igual tus hábitos deportivos, un desinterés que también sienten tus amigos y familia.
Los científicos se han mostrado así de contundentes sobre los sentimientos que genera la práctica del running -cada vez más de moda- entre el círculo social del deportista. «Compartir en Facebook las estadísticas de la app móvil de turno es ser muy pesado, a nadie le interesa cuántos kilómetros has recorrido ni cuántas calorías has quemado», insisten los expertos, que también recuerdan que personajes como Kílian Jornet «han hecho mucho daño. Te piensas que es normal correr 40 kilómetros de una tirada y sin darte cuenta estás haciendo una triatlón».
El estudio arroja luz sobre el perfil de los runners y confirma empíricamente que «son unos motivados de la vida, la versión moderna del ciclista de carretera», si bien los científicos admiten que la tecnología empeora la situación. «Ahora tienen móvil, apps, pulseras biométricas y sensores para alimentar verborrea digital, es insoportable. A veces incluso hacen reuniones de trabajo con el manos libres mientras corren», apuntan.
«Se produce una situación curiosa, primero te sale felicitar al corredor y animarle a superar sus propios límites, pero a las dos semanas te vienen ganas de esperarle escondido detrás de una palmera del paseo marítimo y zancadillearlo cuando pase a ver si se tropieza, se cae y se rompe las dos rodillas», detallan los expertos, visiblemente alterados.
En este sentido, los Mossos de Esquadra han avisado de un aumento de la violencia urbana contra los runners y aconsejan «mucha prudencia» en el uso de las redes sociales, sobre todo si se trata de «compartir logros en maratones o en alguna de estas pruebas extremas que carecen totalmente de sentido y que son particularmente irritantes».
Para rebajar la tensión y reducir el riesgo de exclusión de la comunidad runner, la Generalitat de Catalunya trabaja en un paquete de medidas para integrarlos. Una de las propuestas más atractivas pasa por instalar grandes ruedas gigantes donde los deportistas puedan correr «como los hámsters» y generar energía eléctrica para la iluminación navideña.
La primera de las ruedas se abrirá a los deportistas la próxima semana en la Plaza de Catalunya de Barcelona y la seguirán sendas instalaciones en las capitales de comarca de todo el Principado.
Mi viejo Suunto murió hace unos días después de más de 13 años al servicio del running habiendo corrido algo más de 11.000 kms y habiendo estado en 4 continentes (América, Ásia, África y Europa).
Una vez terminado el duelo, me he comprado un Garmin Forerunner 10 que he estrenado hoy en la Maratest de Badalona y que me ha costado 99 €. La verdad es que después de estudiar varias alternativas, creo que he acertado de lleno con este reloj porque aunque es muy sencillo, la sensibilidad del GPS es muy buena, la autonomía de la batería adecuada, la carga de datos y circuitos al Garmin Connect funciona sin problemas y porque no necesito nada más: ni planificar entrenos, ni pulsómetro,… solo necesito saber distancias, tiempos, ritmos y tiempos de paso y lo tengo todo. Además también dispone de un marcador de ritmos. En fin, que estoy muy contento.
Con la última carrera en el mítico circuito de Interlagos, finalizó el mundial de Fórmula 1 con la esperada victoria de Vettel. Si he de quedarme con un titular en el día de hoy, lo hago con el de la despedida de Mark Webber, un auténtico caballero dentro y fuera del circuito y al que quizás han maltratado en exceso desde Red Bull.
Después de 12 temporadas, Mark se despidió hoy de las pistas entre la admiración del público y de sus compañeros de equipo que le pidieron que diera una vuelta más al finalizar la carrera. Se dio un último baño de masas sin haber logrado una victoria hoy, la que podía haberle entregado Vettel que ávido de triunfos olvidó que la generosidad es siempre mejor aliada que la ambición.
Perdió hoy Vettel una oportunidad única de ser considerado, también, uno de los grandes caballeros del circuito.
Hoy domingo he participado en mi primera maratón de montaña junto a Jordi Pedrol. La escogida había sido la Maratón del Montseny, con algo más de 2.700 m de desnivel positivo acumulado y que incluía tres ascensiones de 1.700 metros: el Matagalls (1.698 m), les Agudes (1.705 m) y el Turó del Home (1.708 m).
Con bastante viento y frío en las cimas y teniendo en cuenta que no había entrenado mucho, a partir del kilómetro 28 ha habido que tirar de épica porque los músculos hacía ya rato que se quejaban y el muro había hecho su aparición antes de los esperado. Al final, 7h 34′ 43» en un circuito de casi 44 kms.
Hoy hace 25 años que comencé a correr de forma regular. Si bien mi primera carrera la hice en 1987 (una Cursa del Corte Inglés), no fue hasta un año más tarde que empecé a entrenar y a apuntar los tiempos y circuitos que iba haciendo (ver imagen de la primera página de mi libreta de entrenos, – que aun utilizo !!! -). Tenía 17 años y 5 meses más tarde corrí mi primera maratón en Barcelona.
Por aquellos tiempos, el mundo del running era muy diferente y ni siquiera se llamaba «running» sino «footing»; las camisetas eran de algodón, nadie se preguntaba sobre el tipo de pisada, las zapatillas eran de plástico, no había GPSs (oh, Diós mío !!!!) ni podías mirar por Internet métodos de entrenamiento, las inscripciones a las carreras eran TODAS presenciales y encima la gente te miraba muy raro cuando te veía correr por la calle (especialmente en invierno). Pese a todo ya había runners que hacían las mismas marcas que se hacen hoy en día…
Este fin de semana pasado he estado en Kyiv, la capital de Ucrania donde he corrido la maratón de la ciudad. He viajado solo y me he reencotrado con esa vieja sensación que hacía años que no sentía al llegar a un país nuevo (mi número 64 !!!), desconocido y enigmático y descubrir sensaciones e imágenes nuevas a cada paso que das: al coger el metro, al ir a un restaurante,…
Correr una maratón en un país extranjero es una gran forma de conocer la cultura y la forma de ser de sus habitantes: estás obligado a comunicarte con ellos cuando vas a buscar el dorsal, cuando preparas logísticamente la prueba y mientras corres. Además de apartarte de las típicas zonas turísticas de la ciudad, conoces aspectos muy diferentes que de otra forma quedarían al margen de cualquier viaje.
La carrera fue realmente muy dura, con muchísimo calor (entre 25 y 30 grados), con muchos kms de adoquines (y aseguro que cansa mucho más que correr sobre alquitrán), con avituallamientos solo con agua, pero sobre todo, con muchas subidas y bajadas. Al final 4h de sufrimiento en las que hasta algunas liebres llegaron caminando por el sofocante calor que pilló por sorpresa a los fríos ucranianos.
La ciudad. muy recomendable, tiene auténticas joyas arquitectónicas combinando los viejos edificios soviéticos con los elegantes palacios de principios del XX y con las magníficas iglesias ortodoxas. Realmente me ha sorprendido muy gratamente tanto la propia ciudad como los ucranianos.