Cada día me resulta más placentero salir a correr sin un circuito fijo e improvisando a cada calle o manzana dependiendo de si el semáforo está rojo o verde, de si me interesa lo que hay al final de la calle o de si es subida o bajada.
Al final, sales con la idea de correr 10 o 20 kms y los acabas haciendo sin que se te hayan hecho pesados y además descubriendo nuevos sitios por los que no has pasado nunca.
Este fin de semana he participado en mi primera travesía a nado: ha sido en Cadaquès y en una distancia de 2,5 kms.
El tiempo final, 54’29», no ha estado nada mal teniendo en cuenta mi deficiente entreno y que era de los pocos novatillos que había. La clasificación completa está aquí.
Después de mi operación en los ojos para quitarme las gafas por fin puedo leer las etiquetas de los productos escritos con letra pequeña. Uno de ellos es el anti-vaho de Aqua Sphere del que estoy profundamente contento ahora gracias a que he podido seguir las instrucciones de uso (ya podrían aumentar un poco el tamaño de letra!).
Después de probar varias soluciones «artesanales», la mejor opción es comprarte este pequeño frasco y rociar el interior de las gafas de nadar y luego limpiarlo con un paño fino hasta que quede seco. Y ya está. No se empañan más y aunque se mojen, el agua no se adhiere. Es fabuloso.
Hace unos días haciendo un poco de limpieza por casa me encontré con algunas fotos en miniatura de maratones antiguas. Antes de que hubieran cámaras digitales, la organización enviaba las fotos reveladas de los participantes pero en tamaño negativo (como un pulgar). Así es como quedan después de escanearlas en alta resolución.
En concreto, las imágenes corresponden a la Maratón de Barcelona de 1994 que salía desde Mataró y terminaba en el Estadio Olímpico Lluís Companys en Barcelona.
Mi tiempo final ese año, con 23 años, fue de 3h 34′ 36».
Hoy he corrido en Barcelona mi 31a Cursa del Corte Inglés consecutiva en un tiempo de 53′ 13» para los 11 kms de circuito. La corrí por primera vez en 1987 cuando tenía 16 años y he participado desde entonces en todas las ediciones.
Aterricé el martes a las 3 de la tarde en San Francisco por trabajo y como que no era plan llegar a la oficina a las 5, decidí vestirme de corto y salir a correr un rato por la zona de la playa en Presidio. Y en eso estaba cuando me encontré a Paul Reverter y juntos acabamos cruzando el Golden Gate corriendo.
El puente, inaugurado en 1937, es uno de los iconos turísticos más conocidos de Estados Unidos y mide algo más de 2 kms de largo y pese a que parezca que es plano, en su parte central se eleva por lo que si piensas ir y volver por el mismo sitio, tendrás que «subir» dos veces.
Nos hemos pasado todo el agosto masacrados por una cobertura más que mediocre de los juegos olímpicos centrada principalmente en los aspectos más rosas de los deportistas y en los rankings de medallas que todos los periódicos (incluído Google) anclaron en sus páginas desde el primer día.
Y es que parece que si no estás en las primeras posiciones del medallero eres un país de pandereta y que no pintas nada en el mundo,… sin embargo creo que no es así.
El primer país en el medallero es Estados Unidos, un país principalmente de gordos sebosos al que no le sirve de mucho tener a los mejores deportistas mundiales cuando no es capaz de controlar la salud de sus habitantes y ni siquiera de evitar las desigualdades sociales. Igual o muy parecido podríamos decir de Reino Unido, China (donde se están empezando a engordar, como mínimo sus turistas) o Rusia. En cambio otros países más civilizados, con mayor calidad de vida y con una salud de sus habitantes envidiable no han brillado especialmente en los juegos: Dinamarca (28), Suecia (29), Noruega (74) y Finlandia (78).
El resumen, pues, es el siguiente:
En vez de gastarse dinero en deportistas de élite, centros de alto rendimiento, becas y subvenciones, sería mejor invertir en campañas de concienciación para que todo el mundo haga deporte, coma sano, etc.
Entre los hechos más lamentables está el de «importar» deportistas de otros países (en nuestro caso de Sudamérica o norte-africanos y nacionalizarnos) a ver si así incrementamos el medallero.
Como regla general, y salvo alguna excepción como Alemania, los que más invierten son los países más competitivos y beligerantes, los que mayor gastan en defensa, son los que más medallas consiguen y a la vez los que tienen a sus habitantes más gordos o con más desigualdades.
Y por supuesto, aplicaría la misma regla de supresión de ayudas y subvenciones a cualquier tipo de deporte de élite que no aporte ingresos al país.
Este fin de semana hemos estado corriendo mi 35a maratón en Riga, Letonia. Entre adoquines, viento y lluvia, mi tiempo final ha sido de 4 horas y 6 minutos, 22 minutos más que hace un par de meses en Barcelona.