Alinear las puertas de Ikea

Me entusiasma Ikea. No tanto su extenso catálogo o el infierno de sus tiendas o el espacio de comidas sino la forma en que innovan en cada proceso y sobretodo la forma en que intentan mejorar el montaje de sus muebles para que cada vez sea más fácil y no haga falta ser ingenierio de la NASA.

La última sorpresa ha sido en la línea de armarios Platsa en la que no necesitas ninguna herramienta para montarlos: la unión de los cuatro lados del armario se realiza a presión y la madera posterior se une a la estructura con unas grapas de plástico (realmente no se como llamarlas porque son como una especie de taco al que después le pones una «chincheta» alargada también de plástico para fijarlo) que puedes poner con la mano. Muy brillante.

Las puertas ya son otra cosa, y aunque siguen estando a años luz de calidad de otras marcas de muebles supuestamente mejores, la tecnología asociada a su ajuste no ha evolucionado mucho en algunos años y sigue siendo uno de mis talones de aquiles cuando monto muebles.

Además, las instrucciones de ajuste vienen impresas en la bolsa de plástico que contiene cada una de las bisagras por lo que además de ser complicado leerlas a veces (sobre todo si has abierto la bolsa con los dientes y te has llevado un trozo del dibujo), si las quieres guardar junto con las instrucciones del resto del armario no es muy cómodo.

Alineamiento de las puertas de Ikea

Así que para que no se me pierdan, hoy he escaneado la bolsa para tener las instrucciones a mano para realinear las puertas a medida que el tiempo las vaya moviendo.

Los mejores números del 1 al 50

Ya aviso que este no va a ser un gran post para la inmensa mayoría de los lectores que llegueis a ella. Pero para una pequeña (o pequeñísima) porción de ellos será una revolución total y una nueva forma de enfocar el mundo.

Agrupados por decenas, estas son las cifras más importantes del 1 al 50:

      • Del 1 al 10: El 7, que es el número de días que tiene una semana.
      • Del 11 al 20: El 12, que es el número de meses que tiene un año.
      • Del 21 al 30: El 24, que es el número de horas que tiene un día.
      • Del 31 al 40: El 33, que son los años a los que murió Jesucristo.
      • Del 41 al 50: El 42, que son el número de kms que tiene un maratón.

Y a partir de aquí podríamos desarrollar más series agrupando decenas hasta llegar al 100 o al 200.

Teoría de la Disruptividad, revisada

Hace ya 14 años que publiqué la Teoría de la Disruptividad para sentirte vivo todos los días de tu vida y no acabar sumido en la desgracia y la grisicitud. Y ha llegado el momento de revisarla y mejorarla.

    • Cada día, haz algo disruptivo y nuevo. Por ejemplo, ir al trabajo por una calle distinta o comprar algo nuevo en el supermercado.
    • Cada semana, haz algo épico y que te ponga a prueba. Por ejemplo, subir un pico, cruzar tu ciudad andando o sacarte el carnet de moto.
    • Cada mes, haz algo memorable que perdure en el tiempo. Por ejemplo, terminar el árbol genealógico de tu familia, reconectar con tu novia de hace 25 años o hacer un ironman.
    • Cada año, haz algo imposible. Convierte en posible lo imposible. Haz una lista de cosas totalmente imposibles de conseguir y que desees, elije una y revierte su naturaleza, conviértela en realidad.

El nuevo punto añadido es el último y es probablemente el generador de felicidad más importante ya que cuando crees que puedes hacer cosas imposibles, el mundo nunca más vuelve a ser la misma mierda aburrida y depresiva que vive el 99% de la gente.

En Can Piera

Can Piera es una mansión ubicada en el número 22 de la calle Panamá de Barcelona en la zona alta de Pedralbes. Allí nació mi madre donde sus padres (mis abuelos) trabajaban como cocinera y chofer para una de las familias más adineradas de la ciudad a principios del siglo XX.

Buscando entre las cajas de fotografías que tenían mis padres en casa, he encontrado esta que soy incapaz de identificar. Lo único que se seguro es que fue hecha en Can Piera alrededor de 1930, quizás 10 o 15 años antes o después.

En Can Piera, en la calle Panamá, número 22, de Barcelona

Y como que el azar es una casualidad presente e imprevisible, quizás esta fotografía algún día cae en manos de alguien que es capaz de identificar a la niña de la manguera y me da una alegría.

Coleccionando Sellos

Cada año intento hacer algo en memoria de mis padres, y en 2021, aprovechando mi lesión de rodilla y que no podía moverme mucho, me he dedicado a ordenar los miles de sellos que tenían metidos en cajas y que estuvieron recopilando durante 2 o 3 generaciones.

El tema no me ha venido de nuevo ya que cuando era pequeño coleccionaba sellos españoles, a partir de diciembre de 1975 cuando comenzó el reinado de Juan Carlos I, y algunos domingos mi padre solía llevarme a la Plaza Real o al Mercat de Sant Antoni a comprar los sellos que me faltaban para mis álbumes.

La tarea ha sido larga y me ha llevado unos 5 meses invirtiendo cada noche entre una y dos horas. Al final me han salido 3 álbumes grandes de 60 páginas: uno para los sellos de España y colonias hasta 1976 y dos para el resto de países.

Primera página del álbum de sellos españoles

La verdad es que es apasionante seguir la historia de los paises a través de sus sellos, descubrir paises que ya dejaron de existir, cambios de nombre, colonias y diferentes formas de gobierno como por ejemplo la Segunda República Española cuando el rey Alfonso XIII tuvo que exiliarse en 1931 para ya no volver nunca más.

Reciclaje y Felicidad

Durante algo más de 3 meses he mantenido abierta una encuesta que lancé en Twitter en abril para estudiar la correlación entre el nivel de reciclaje y el de felicidad de las personas.

La encuesta contenía dos preguntas simples: ¿Cual es tu nivel de felicidad (1-10)? y ¿Como reciclas en casa (6 opciones)?. Con algo más de 300 respuestas, los resultados obtenidos son bastante interesantes:

    • La norma general seguida por el 94% de las respuestas es que por encima de un nivel de felicidad de 8, los encuestados reciclan utilizando 4 cubos o más (vídrio, papel, embases y orgánico).
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    • El 86% de los encuestados con niveles de felicidad por debajo de 6, no reciclan nada o lo hacen solo con dos cubos como máximo.
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    • El 71% de los infelices por debajo de 3 no reciclan.

Antes estos resultados tan contundentes la pregunta que cabe hacerse es si los que reciclan se vuelven felices o son los ya felices lo que sienten los impulsos recicladores en su interior.

En todo caso, si quieres ser más feliz, recicla.

Buenos Modales en la Mesa

He compilado una lista de nuevos «buenos modales en la mesa» según mi propio criterio y actualizando los viejos y caducos protocolos que han estado vigentes durante siglos en Europa.

    • Cubiertos. A la hora de poner la mesa ya no es necesario estresarse por la ubicación de los cubiertos. Con un cuchillo y un tenedor es suficiente. Fráncamente, dudo que haya una sola persona que aprecie el tener dos o tres tipos distintos de tenedores y cuchillos o disponer desde el inicio de la comida la cucharita del postre, la del café, el tenedorcito,…. todo por ahí tirado estorbando.
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    • Copas y vasos. Nunca jamás utilizar copas pequeñas para el vino. Al menos tienen que tener una capacidad de 500cc. Es preferible beber vino en vaso clásico transparente que en copa pequeña.
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    • Pan. Pocas cosas quedan más feas en una mesa que un platito con un «bollo» de pan. Generalmente son malos y siempre te equivocas y acabas robándoselo a tu vecino de al lado pensando que era el tuyo. El pan tiene que ser de barra, bueno, cortado a cuchillo o a mano y estar en el plato o directamente sobre el mantel.
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    • Ubicación en la mesa. Cada uno se sienta donde le da la gana. Se acabó lo de chico-chica-chico-chica sin juntar parejas y mucho menos la de nominar sillas. Es la jungla, los comensales deben luchar por los mejores sitios.
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    • Servilletas. Nunca de papel y nunca colgadas del cuello como si tuvieramos 3 años. Solo hay una excepción: si comemos calçots podemos ponernos la servilleta como si fuera un babero e incluso utilizarlas de papel.
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    • Gambas, langostinos y afines. Se comen con las manos siempre. Se acabó el stress de tenerlos que comer con tenedor y cuchillo y acabar masticando cáscaras para no hacer el ridículo. No hay mejor y más fácil forma de comerlas que con los dedos y luego limpiárselos con las servilleta.
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    • Pollo. ¿Qué guarrada es esa de comerse el pollo con las manos? El pollo se come con tenedor y cuchillo y si no sabes, no te pidas el muslito ni las alitas. La pechuga es igual de rica y muy fácil de cortar.
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    • Langosta entera. Si te ponen una langosta con cáscara, la has liado. La probabilidad de que te acabes manchando tú y manchando a tu compañero de mesa es muy alta. Entre las pinzas, la espátula y la fuerza que hay que hacer para romper las patas, tendrás suerte si no acabas herido. Si eres el anfitrión, por favor, nunca sirvas la langosta con cáscara.
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    • Comida japonesa. Nada hay peor que comer sushi o cualquier otro tipo de comida japonesa con tenedor y cuchillo. ¿Qué puedes esperar de alguien que no sabe comer con palillos?. La regla es igualmente aplicable a comida china, vietnamita, tailandesa, etc.

Hay algunas reglas más para comportarse como se debe en la mesa, pero estas son las principales y las que deberían observarse a toda costa.

Mi madre en 1966

Esta foto de mi madre fue tomada alrededor de 1966 y es una de las pocas que tengo en la que no está posando formalmente.

Mi madre alrededor de 1966

En la fotografía, mi madre está junto a un señor que desconozco en un bar, bebiendo una Cocacola y revisando catálogos o fotografías; no lo tengo muy claro. Viste con un traje-chaqueta bastante moderno y con su medalla de la Virgen que la acompañó durante toda su vida.

Si se amplía su mano derecha, aparece un brillo en uno de los dedos que me hace pensar que puede ser el anillo de casada aunque no queda del todo claro.