Las Tres Xemeneies de Sant Adrià

El sábado pasado, aprovechando la visita de Jason Hensley a Barcelona, lo sacamos a conocer un poco del extraradio de Barcelona y lo llevamos a visitar las Tres Xemeneies de Sant Adrià del Besós que temporalmente alberga una de las sedes del Manifesta 15.

Las Tres Xemeneies de Sant Adrià

Las Tres Xemeneies, con más de 200 metros de altitud, funcionaron como central térmica para la generación de electricidad desde 1973 al 2011 en que comenzó su desmantelación.

Pol y Blanca en las Tres Xemeneies

Hace unas pocas semanas se abrieron al público por primera vez en sus historia y Pol y Blanca disfrutaron recorriendo sus amplios pasillos y participando en un taller para niños en el que pudieron dibujar lo que se ve en la imagen.

La creación de Blanca son las dos casas, la flor y la ardilla voladora (sí, es efectivamente una ardilla) mientras que Pol dibujó lo que parece un aeropuerto con la carretera que conduce a las casas de Blanca.

La decadencia de los restaurantes

Los restaurantes están en plena decadencia, al menos en Barcelona y Madrid aunque imagino que el resto de ciudades españolas deben seguir el mismo patrón.

En Barcelona es prácticamente imposible encontrar restaurantes auténticos en el Eixample, Poblenou, Ciutat Vella, Gràcia o en la zona de Paral.lel. Y aunque inicialmente alguien podría pensar que la culpa la tienen los turistas guiados por Tripadvisor o Google, la razón principal es que somos los usuarios autóctonos los que estamos acabando con los mejores restaurantes en Barcelona.

Lo que se lleva ahora son los restaurantes «modernos» que intentan fusionar lo infusionable, que te obligan a comer con la música a tope, que te cobran 6€ por un poco de pan con tomate en una especie de pan transparente, que te ponen mantequilla en la mesa, que te sirven las bebidas en jarras de flores y latas, que te hacen comer el arroz con tenedores de madera, donde se te ponen a bailar los camareros en medio de la cena, … todo muy trendy. Y eso por no hablar de la droga de moda, Instagram y algunas redes sociales, que están destruyendo el placer auténtico de comer y sustituyéndolo por fotos guays.

Cuando miras quienes son los propietarios, la fórmula es siempre la misma: jóvenes en sus 30s con MBA, con padres con dinero, habituados a la coca y a las camisas y a los que el mundo les ha hablado y creen que la mejor startup que pueden montar es un restaurante «canalla». Creedme, en 2 o 3 años ese restaurante ya habrá cerrado.

Y luego están sus menús: para morirse del aburrimiento. En todos siempre hay lo mismo: tataki de atún, pan de cristal, hamburguesas de carne mechada, steak tartar, tacos, cebiches, mucho aguacate, kale,…. por un simple bocadillo te cascarán 25 euros, eso sí, con la etiqueta de «street food».

Pero, no os preocupeis, no todo está perdido. Si quereis comer bien, no vayais por esas zonas, no os metais en la trampa de las luces y de las mesas de colores y de los DJs y de los menús guays. La esperanza se llama Hospitalet, Badalona, Santa Coloma, Les Corts, Sant Adrià, Sant Andreu. Nadie «super-trendy» en busca de fotos espectaculares de un ceviche montado encima de unas patatas paja con un huevo adornado con sucedaneo de trufa y terminado con un poco de vaca vieja.

Si quereis volver a sentir los sabores auténticos en plena calma siempre podeis ir al mejor polaco de les Corts, comer ceviche o anticucho real en el Mar Azul, volver a las tapas en el Al-Andalus de Pubilla Casas o el Luna de Cornellá, degustar un coreano sin guiris por al lado en el Kangnam de Sants, comer pizza auténtica en el De Angelis de Collblanc, disfrutar de Ecuador en la Olla Manabita, de la auténtica comida de mercado en la Bodega Aragall en Sant Ramón o de un buen gallego en el Foxos de la Verneda.

No esperes en ninguno de ellos grandes reviews, ni manteles ni buena iluminación ni en la mayoría de los casos cartas en inglés. Eso sí, la comida es auténtica, porciones normales y camareros simpáticos. Si vas a un ecuatoriano, colombiano, peruano o dominicano por Hospitalet, descubrirás su cocina autóctona rodeado de otros comensales de ese país. En el último en el que estuve con Pol y Blanca, un venezolano, recuerdo a la señora que regentaba el local preguntarme que de donde era, que si era catalán y que raro que estuviera ahí, que no solía ser normal clientes no venezolanos en su mesa. Eso es lo que busco.

En los restaurantes auténticos, el servicio no es especialmente el más eficiente ni el más rápido pero… ¿eso de verdad importa cuando tienes todo el tiempo del mundo para disfrutar de una buena cena entre familia o amigos? No hay nada más odioso que los restaurantes con «doble turno» donde te fijan la hora de comienzo y fin de tu cena. De verdad que se me atragantan.

En resumen, déjate la camisa y tus sneakers pijas en casa y sal a descubrir la ciudad. Déjate también el teléfono y símplemente retorna al imperio de los sentidos verdaderos, el de los torreznos, el del choclo, el de los tomates que nunca han estado en una nevera, el del guiso de pollo sin avecrem y el de las acelgas en vez del duro e inmasticable kale.

Mina Juanita en Barcelona

Hacía tiempo que quería visitar la Mina Juanita, junto a la Carretera de les Aigües en Barcelona, y hoy ha sido el día. Hemos ido a las 6 de la tarde con Pol y Blanca y hemos aparcado el coche en el Carrer de la Font del Lleó y desde ahí, hemos subido andando hasta la Carretera de les Aigües.

Una vez en la Carretera de les Aigües tienes que ir hacia la derecha en dirección al sur (hacia el Aeropuerto) y a unos 5 minutos torcer a la derecha para encarar una subida un poco complicada (aunque no mucho porque Pol y Blanca han conseguido hacerla) hasta llegar a la entrada de la mina.

La mina comenzó a explotarse en el siglo XVIII y estuvo en funcionamiento hasta 1934. De ella se extraían sufuros de zinc y plomo, esfalerita y galena.

Maratón de Barcelona

Ayer disputé mi maratón número 42 con un tiempo de 4h 17′. En total, llevo ya 32 maratones de Barcelona desde 1989 cuando corrí la primera «Marató Catalunya Barcelona» con 18 años. No creo que nadie en el mundo haya corrido más veces que yo esta prueba.

Por la tarde desenpolvé mi caja de medallas y puse en la mesa todas las que tenía de maratones para hacer la foto de arriba. Además de mis 32 participaciones en la Maratón de Barcelona, también he corrido en Kyev, Florencia, San Sebastián, Berlín, Novi Sad y Riga.

Como siempre, el listado completo de carreras puede consultarse aquí.

El Carril Bici en Barcelona

Hace ya bastantes años que suelo moverme en bicicleta por Barcelona (con el Bicing) de forma combinada con el metro, el tranvía y en moto.

Por las mañanas, suelo utilizar el larguísimo carril bici que recorre la Diagonal de punta a punta en un recorrido de unos 8 kms y me he dedicado a estudiar los diferentes tipos de usuarios que lo recorren:

    • Los chavales jóvenes que van en bicing eléctrico. Tienen pinta de ir a la universidad y suelen provenir del upper Diagonal por encima de Francesc Macià. Siempre van impecáblemente vestidos e imagino que no cogen la bicicleta convencional para no sudar.
    • Los usuarios de bicing clásico. Abnegádamente, recorren cada día la Diagonal porque consideran que ir en bici mecánica es una buena forma de hacer un poco de ejercicio y porque piensan que no vale la pena comprarse una bici propia porque te resta flexibilidad.
    • Usuarios con bici propia eléctrica. Probablemente son los más abundantes y los hay de todos los tipos. Suelen llevar desde minibicicletas hasta mountain-bikes con motor. Obviamente, ir con tu bici, te impide cambiar de planes, ir de compras al salir del trabajo o quedar con amigos, a no ser que quieras ir con la bici a rastras todo el día.
    • Los padres con bicis portaniños. Muy al alza, los hay desde los que van con bicis clásicas con la silla portaniños hasta los más psicodélicos que llevan vehículos de ruedas anchas y bastante largos que tienen pinta de ser caras y pesadas. En todo caso, la mayoría de los usuarios de este grupo son bastante hippie-pijos. Ya me endendeis… como los que viven por el Poblenou.
    • Los usuarios de patinete eléctrico. Generalmente son gorditos y gorditas entrañables a los que les da palo andar más de 3 metros por la calle sin ir motorizados. Los hay de todos los colores y nacionalidades pero eso si, van siempre super-abrigados, como si fueran al polo norte.

Y hay algunos más pero los dejo para un próximo post. Por si os interesa, yo suelo coger generalmente el bicing mecánico para ir a trabajar y el eléctrico para volver, pero sin una rutina fija establecida.

KBr

Hace 8 días, en un domingo sin demasiadas aspiraciones, decidimos Pol, Blanca y yo, salir a explorar un poco la ciudad e ir al KBr de la Fundación Mapfre en la Villa Olímpica de Barcelona.

El KBr es una sala de exposiciones de fotografía artística con muestras itinerantes donde una de las cuales, dedicada a Adolf Mas Ginestà, llamó mi atención esperando encontrar fotos antiguas de la ciudad de Barcelona. Pero no fue el caso.

La sorpresa fue descubrir la otra exposición dedicada a Lee Friedlander, un tipo americano que no conocía y que me encantó y al que recomiendo visitar si te gusta la fotografía.

Pol y Blanca a las puertas del KBr

Aparte de las dos exposiciones, lo más remarcable fue cuando me despisté unos segundos y Blanca se quedó atrancada en la puerta giratoria de entrada y de donde tuvo que ser rescatada por los de seguridad.

Jardín Botánico Histórico de Barcelona

Hace unas semanas estuve, casi por casualidad, en el Jardín Botánico Histórico de Barcelona y me pareció espectacular, incluso mucho mejor que su versión más moderna junto al Estadio Olímpico.

El Jardín en su parte más baja

La entrada al jardín se realiza por detrás del MNAC por lo que se puede dejar el coche prácticamente en la puerta si decides no hacerlo a pie. Es un lugar genial para niños porque al final del recorrido hay un gran prado donde Pol y Blanca se lo pasarón de maravilla corriendo y tirándose por la hierba.

Prado del Jardín Botánico Histórico de Barcelona con Pol y Blanca

El jardín fue creado en 1930 en las hondonadas de las antiguas pedreras de la Foixarda y alberga los árboles más antiguos de la ciudad de Barcelona.

Capella de Nostra Senyora de la Mercè

Pese a que tenía muchas fotografías de la boda de mis padres, nunca había podido identificar el lugar donde se habían casado. Algunas fotos estaban hechas en una escalinata que parecía la entrada a un chalé, otras en la calle y las de la ceremonia en un espacio cerrado dificilmente identificable. Sabía que se habían casado por Sarriá o Pedralbes pero ninguna de las iglesias de la zona parecían coincidir con las imágenes.

Y esto fue así hasta el pasado 3 de diciembre de 2020 cuando corriendo por el monte y volviendo ya para casa en uno de mis típicos recorridos aleatorios me topé con una calle que era clavada a la de las fotos de la boda. Obviamente, no me pude parar, pero cuando llegué a casa repasé el recorrido que había hecho y tras estar mirando un buen rato descubrí una especie de capilla ubicada en un chalé cuyo nombre era y es «Capella de Nostra Senyora de la Mercè».

Circuito del 3 de diciembre de 2020

Se encuentra situada en el Carrer Torrent de les Roses 22 de Barcelona, por encima de la Ronda de Dalt en la zona alta de Pedralbes.

Capella de Nostra Senyora de la Mercè – Barcelona

Obsérvese la pequeña cruz que asoma en lo alto del chalé y lo camuflada que se encuentra la iglesia entre viviendas unifamiliares.