Guerra

Seguimos obsesionados con pelearnos entre nosotros. Por envolvernos en banderas que no nos han dado nada, más allá de un himno, una religión, un mundial o símplemente unas palabras que resuenan en nuestra tonta cabeza y que nos hacen pensar que los «otros» son los malos. Los más malos del mundo, y que hay que insultarlos, denigrarlos y porqué no, matarlos.

Al final unos pocos mueven su fantástica dialéctica y su fantástica maquinaria de marketing para hacernos pensar y creer lo que ellos quieren. Para llevarnos donde quieren llevarnos. Para odiar a otros. Para querer matarlos. Incluso por querer morir por ello. Ha sido así desde siempre, desde que hay memoria, desde que el hombre es hombre y la mujer es mujer. La manipulación de los más tontos por parte de los más listos. Y sangre, mucha sangre y lágrimas.

Es entre tanto sufrimiento que vi ayer, casi por casualidad, esta fotografía casi poética que es el más vivo retrato de lo que es una guerra, del polvo que la envuelve, de la tecnología, del sufrimiento y en definitiva del despropósito que todo ella representa.

Israel, Ayal Margolin – Reuters

La fotografía ha sido realizada esta semana por Ayal Margolin para la agencia Reuters en Israel pero podría ser Vietnam, Irak, Ucrania o símplemente una película que vemos cómodamente desde el sofá de casa.

La paz y la tranquilidad en Frankfurt

Esta semana he estado en nuestra oficina de Sage en Frankfurt (técnicamente Frankfurt am Maine) y cuando les contaba a mis compañeros que a mis hijos les encantan las salchichas de Frankfurt y que me habían pedido que les trajera, se quedaron un poco con cara «no se qué nos está contando».

Por mucho que les enseñé fotos y la wikipedia donde explica lo que son, me siguieron diciendo que no se llaman así, y que no saben lo que son las «frankfurter». Ya investugaré un poco sobre ello en otra ocasión.

El caso es que la oficina de Sage en la ciudad de las salchichas me gustó mucho y sobretodo la paz que se respira en ella gracias al poco ruido, la decoración vegetal y pequeños detalles como esta pared en la que colgaban cuadros donde cada uno de ellos de forma individual transmitía tranquilidad y sosiego.

La oficina de Sage en Frankfurt

Vale la pena clicar en la imagen para poder hacer zoom sobre las fotos que estaban colgadas. Quizás sería una buena idea ponerme algún tipo de mural así en mi dormitorio para darle aun más paz. Obviamente con fotos hechas por mi.

El Mausoleo de Diri Baba

Para terminar ya con la serie de posts sobre Azerbaijan, no podía dejar de lado la visita al Mausoleo de Diri Baba, una parada imprescindible mientras conduces entre Baku y Sheki.

El mausoleo data del año 1402 y está compuesto de un pequeño edificio de dos plantas junto a un acantilado rodeado de cuevas con escorpiones y serpientes. Si encima hace un día muy caluroso, ya tienes todos los ingredientes para firmar una jornada de épica.

Probablemente, la sobriedad del edificio, la extrema soledad del lugar y los acantilados no ayudan a explicar el atractivo que ejerce el lugar y sobretodo la sensación de maravilla una vez estás dentro del mausoleo y subes a la segunda planta donde se encuentra la cueva donde estaba la tumba del santo Diri Baba.

Cementerio Musulmán con el Mausoleo de Diri Baba al fondo

Una descripción en árabe de un visitante que he podido traducir describe a la perfección el lugar:

En un páramo de una desconsolada tristeza y destierro perenne se erige y combate los elementos de la naturaleza un mausoleo primitivo y camuflado en un entorno desértico. El Mausoleo de Diri Baba es el templo de este anacoreta que aquí busco refugio y recogimiento místico. Nada en derredor salvo la traca sinfónica del silencio aislado. Una escalinata magestuosa conduce al angosto interior, un “sepulcro” para orar en total austeridad en un desierto tan feroz como pintoresco.

Junto al aparcamiento de coches, hay un espectacular cementerio musulmán con tumbas antiguas que también hay que visitar.

Parque Nacional de Gobustán

Mi primer post después de unos días dando vueltas por la República de Azerbaijan, en el Cáucaso, no puede ser otro que el dedicado al Parque Nacional de Gobustán (Qobustan Dövlət Tarixi-Bədii Qoruğu en azerí) a menos de 70 kms de Baku.

Fue hace alrededor de 20.000 años, durante el Paleolítico Superior, cuando los seres humanos comenzaron a dibujar y excavar en las rocas del Parque de Gobustán para representar la flora, la fauna, rituales de caza y momentos de la vida de sus pobladores con especial énfasis en las representaciones de camellos, danzas, toros, estrellas y el sol.

En total existen más de 6.000 representaciones en las rocas comprendiendo un periodo de unos 15.000 años siendo el dibujo de una pequeña embarcación una de las más antiguas en todo el mundo en la que se representa un medio de transporte marítimo, nada extraño si se tiene en cuenta que el Mar Caspio se encuentra a no más de 5 kms en la atualidad y que hace 10.000 años estaba justo a las puertas de la colina en la que se halla el Parque.

Petroglifo de una embarcación en el Parque Nacional de Gobustán en Azerbaijan

La discusión que tuvimos después de ver la «embarcación» era sobre si era realmente un barco, una raspa de sardina o un cienpies,… aunque parece ser que hay bastante consenso entre la comunidad científica en el hecho que se trata de una embaración.

Alrededor del Parque de Gobustán se encuentran también los famosos volcanes de lodo y la famosa Gabal Dash.

Si estás por Azerbaijan y decides visitar el Parque, mi recomendación es que lo hagas desde su capital, Baku, y no como nosotros que decidimos dormir en sus inmediaciones en uno de los poquísimos hoteles (por no decir el único que existe) en un poblado desolado (Sangachal) en la orilla del Mar Caspio.

Sangachal

Una recomendación adicional: olvídate de encontrar una playa o de meterte en el agua en el Mar Caspio, al menos por esa zona. La orilla y el agua están bastante sucias.

El Castillo de Krickenbeck

Esta semana he tenido la oportunidad de pasar un par de días en el Schloss Krickenbeck (o Castillo de Krickenbeck en español), un colosal palacio reacondicionado en 1904 sobre el viejo castillo de finales del siglo XIV cuando pertenecía a los Condes de Kleve.

Su remodelación final a principios del siglo XX es un buen ejemplo de arquitectura neorrenacentista alemana.

El Schloss Krickenbeck está en Alemania, en el municipio de Nettetal, a escasos 10 minutos de la frontera con Holanda y lo más destacado de la zona, sin lugar a dudas, es su frondosa naturaleza y los lagos que rodean a la mansión.

Schloss Krickenbeck en Alemania

El martes y el miércoles hemos celebrado ahí el Sage Summer Camp, el evento para partners de Sage en Alemania que ha reunido a más de 200 asistentes y donde han podido conocer las novedades en nuestros productos y los planes de innovación para 2025 con énfasis especial en Sage Copilot.

Escudo del Schloss Krickenbeck en Alemania

Uno de los momentos más especiales de mi estancia en Krickenbeck fue el martes a primera hora cuando salí a correr 7 kms entre lagos y bosques y rodeado de animalillos de todas clases.

La puerta de San Zeno Maggiore

En 2005 y 2006 viví en Verona, junto al rio Adige, en el barrio de San Zeno.

Lo más destacable de la zona, sin lugar a dudas, era la magestuosa Basilica de San Zeno Maggiore, una obra de arquitectura iniciada en el 967 y que contribuye a convertir Verona en una de las ciudades más imprescindible de Italia.

Si algo destaca en la Basilica de San Zeno son sus dos puertas con sus 48 representaciones en bronce y que se construyo en tres etapas entre el siglo XI y el siglo XV.

En 2005, compré una reproducción de una de las representaciones, concretamente la de la crucifixión de Jesucristo, para regalársela a mis padres pero como era habitual nunca llegaron a colgarla en la pared y permaneció en un cajón en su caja original hasta hace unos meses en que la recuperé y la colgué en mi salón.

La crucifixión de Cristo – Basilica de San Zeno Maggiore

La reproducción está hecha igualmente en bronce y es prácticamente igual a la orifinal aunque de diferente tamaño. Todo una obra de arte.

El hombre de la cabeza torcida

Esta discreta obra de arte tiene una larga historia pese a que pretenda comunicar un mensaje muy sencillo: la soledad de las personas frente a la vida y frente a los problemas.

«El hombre de la cabeza torcida»

Lo hice el 28 de septiembre de 2014 con un marco de IKEA y dos piezas bastante antiguas que habían estado conmigo durante hacía ya algún tiempo. El muñeco era uno de esos obsequios con los que Colacao intentaba fomentar sus ventas y llego a casa a principios de la década de 1990 y por aquí estuvo hasta que decidí montarlo junto al polluelo amarillo que me regalaron mis compañeros y amigos de T-Systems cuando en 2008 decidí dejar la compañía.

Representaba en su día la cantidad de “pollos” con los que tuvimos que lidiar durante los casi 10 años en los que permanecí en la empresa, trabajando muchos fines de semana y noches. Esa misma idea y representación es la que intenté plasmar en el cuadro y es que al final ante los desafíos más importantes de la vida, siempre estás tú solo, y aunque pueda parecer un mensaje algo pesimista es sin duda un grito de optimismo al hacer recaer en el ser humano, a nivel individual, la responsabilidad de todo lo que le sucede y darle el mando de todas las decisiones que lo guían a través del camino de la vida. No hay pues, excusa, para hacer de otros los responsables de tu camino, sólo tú.

Ya tengo la doble nacionalidad

Pues después de esperarlo ansiosamente, por fin he conseguido la doble nacionalidad gracias a mi nuevo pasaporte de la Neue Slowenische Kunst o símplemente NSK. Si no te suena esta nación, puedes intentar encontrarla en Google Maps o en nskstate.com.

Ya tengo ganas de cruzar alguna frontera fuera del espacio Schengen para probarlo. Ya contaré como va la experiencia.