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Hace hoy exactamente 76 años, un 18 de noviembre de 1932 se casaron mis abuelos maternos, Mercedes Fillat Costa y Lorenzo Ventosa Vallés, en Barcelona. Por supuesto, lo hicieron totalmente ajenos al cambio que se iba a producir cuatro años más tarde cuando la guerra civil comenzaba y ya nada volvería a ser como antes.
Desde el sábado pasado tenemos un nuevo habitante en casa: Filippo, un gato persa de 3 meses al que hemos bautizado en honor a los dos años que vivimos en Italia. Esta es la quinta mascota que tengo, después de Muriel (un gato negro que desapareció un buen día), Melic (otro gato que murió atropellado), Pessigolles (un ratoncito asqueroso al que soltamos en el jardín y no volvimos a saber) y Pau (un conejo que se nos comió todos los cables de la casa y que finalmente acabamos regalando). Esperamos tener más suerte con Filippo, que de momento se está mostrando simpático y muy sociable.
Esta mañana a las 7:45 he decidido que me levantaba y que me iba a correr una carrera de 10 kms que había en el barrio del Clot de Barcelona. Me he encontrado a Joan Zaragoza y no han aparecido ni Camacho ni Marco Jové (o al menos no los hemos visto). De todas formas, y pese a que no teníamos dorsal porque no estábamos oficialmente inscritos, sí que traíamos nuestro chip de control.
Es decir, que si cuando se publiquen los resultados oficiales, Joan y yo aparecemos, eso significará que la prueba es válida para la LAA y por tanto habremos puntuado.
Mi tiempo ha sido un modesto y oficioso 44’48» que no está nada mal, dado que no he tenido tiempo de prepararme psicológicamente ni he tenido a mis liebres preferidas (José Luis y Jordi).
La fotografía no es de hoy sino del domingo pasado en Salou. De izquierda a derecha: Marco, José Luis, Jordi, David y yo de azul en el suelo.
Dentro del paquete de medidas anticrisis tenía una que era darme de baja del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Telecomunicación. Después de buscar como hacerlo por su página web y de no encontrarlo, he optado por la opción express: dar de baja el contrato de domiciliación en el banco (a través de Internet). Ya se que me enviarán un par o tres de cartas diciendo que les han devuelto el recibo e incluso me llamarán, pero desde luego lo que no voy a hacer es estar llamando para investigar lo que tengo que hacer para desapuntarme y mucho menos enviando faxes.
La razón principal por la que me he dado de baja, además de por los 128 euros/año, ha sido que no ofrecen nada a cambio, tan sólo una revista anacrónica y fea, un montón de cartas aburridas sobre asambleas y nosequé de unos apartamentos en la costa del sol para el verano, que nunca llegué a entender.
Continuando con mi rutina de tirar cada día algo a la basura (aunque sea pequeño), hoy le ha tocado el turno a mi viejo Manual de Turbo Pascal que compré hace unos 20 años y al que le saqué bastante jugo pese a que en la universidad solamente lo utilicé en el primer curso (en los posteriores dimos siempre C, Fortran y Assembler x80/V25/DSPs).
He terminado «Las Piedras de la Luna», de Marco Buticchi, una novela de aventuras e intriga que empecé porqué no tenia nada mejor al alcance el dia que terminé mi último libro. Narra la historia de unas piedras «mágicas» a lo largo de 2000 años desde el Imperio Romano hasta nuestros días. El final es bastante modesto, igual que todo el libro, o sea que si Marco Buttichi no es tu padre, tu hijo o tu marido, lee otra cosa.
Este fin de semana, he estado por la comarca del Baix Camp (Tarragona). El sábado visitamos el Castillo y Monasterio de Sant Miquel d’Escornalbou (ver fotografía), encaramado en lo alto de una colina desde la que se divisa toda la provincia y que sin duda merece una parada. Después, nos dimos una vuelta por los pueblos de alrededor sin que ninguno despertase un interés especial a excepción de L’ Argentera, una pequeña, remota y bonita población. La noche la pasamos en Montbrió del Camp sin que le encontrásemos nada remarcable.
El domingo he corrido la 1/2 Maratón de Salou, valedera para la LAA, junto a Jordi, José Luis, Marco, Ramiro, Sergi, Ángel y David. Mi tiempo final ha sido 1h 39′ 43», casi 2 minutos menos que hace unas semanas en Mollerussa, y mi mejor marca personal del siglo XXI (aun un poco lejos de mi WR realizado en Guissona en 1998 con un tiempo de 1h 35′ 10»). Clasificación Oficial.
Hoy he llevado mi Hyundai Santa Fe a la revisión de los 140.000 Kms. Han mirado algunos niveles, cambiaron el aceite, el filtro, las escobillas del limpia y poca cosa más. Al final, 193 euros por hora y media de trabajo, como máximo. Es decir, toda una exageración teniendo en cuenta que el precio hora de mecánico ha salido a 49 euros mientras que la de un analista programador con experiencia está alrededor de los 35-40.
Desde luego, lo que más me ha llamado la atención es el precio del aceite de motor a 7,94 euros por litro, cuando el aceite virgen extra de primera calidad para hacer pan con tomate sale a 6,95.
Hace muchos años, cuando tenía mi Citroen AX, le cambiaba yo mismo estas cosas y tardaba unas dos horas. La diferencia era el precio; aceite, filtro y limpias no pasaban de los 20 euros como máximo.
Como mínimo, el recepcionista parecía que sabía de lo que hablaba, era amable y ha sabido responder a todas las preguntas que le he hecho sobre la factura y sobre el coche, el cual me funciona perfectamente. O sea que no me quejo.
