Hace un par de meses ordené un análisis de ADN en My Heritage y esta semana he recibido los resultados que francamente han sido un poco decepcionantes.
Una de mis teorías explicaba que mis raíces judías podían justificar que fuera a partir del siglo XIV cuando comenzaba a aparecer el apellido Sampietro como consecuencia de la persecución étnica en España y el cambio de apellido de los conversos donde era común ponerse nombres de santos.
Algunos familiares franceses tenían otra teoría acerca del nacimiento del apellido consistente en los orígenes asiáticos, concretamente en Mongolia, y de como se movió a Italia.
Al final, nada de nada. Mis orígenes son una mezcla compuesta mayormente de ADN ibérico (60%), europeo del oeste (26%) e italiano (13%), muy en línea con la historia de la península, la influencia romana y posteriormente la visigoda.