El presupuesto del Ministerio de Defensa en España para 2018 es de 8.086 millones de euros. Para hacernos una idea de lo que representa esta cifra, ahí van algunas comparaciones:
- Presupuesto de Educación: 4.093 millones de euros.
- Presupuesto de Sanidad: 7.719 millones de euros
A la vista de estos números, parece sensato preguntarse si vale la pena gastarse esa ingente cantidad de dinero en un ejército que no desarrolla ninguna misión dentro del territorio español cuando nuestro sistema público de sanidad es claramente insuficiente y mientras la educación continua siendo la gran asignatura pendiente de un país, se supone moderno, como España, con una proliferación alarmante de catetos incultos que va en auge.
¿Qué sucedería si prescindimos del ejército? Probablemente nada. Entiendo la importancia de participar en la OTAN, de jugar a ser guardianes del mundo con los cascos azules de la ONU, de nuestra política de defensa común europea pero… francamente tenemos otros problemas más urgentes: seguridad ciudadana, exclusión social, fronteras, educación, sanidad, justicia,…
Se podría hacer como en otros países donde existen pequeñas fuerzas de defensa que en el caso de conflicto se pueden incrementar porque albergar en la actualidad un contingente de 142.000 militares me parece del todo excesivo aun más teniendo en cuenta que la gran mayoría de ellos (90%) están parados en territorio español.
Sin duda es un gasto excesivo que, con certeza, no está alineado con la voluntad de una parte importante de la población del país, máxime cuando tenemos otras urgencias (importantes) que resolver. No obstante, los gobiernos que hemos tenido y, parece, tendremos han firmado acuerdos internacionales que nos “obligan” a tenerlo y participar en sus “fiestas”, a cambio, seguramente, de beneficios económicos para ciertas elites.