La fecha de Navidad tienes orígenes paganos y se remonta a los tiempos del Imperio Romano cuando durante diciembre se celebraban las Saturnales entre el 17 y el 23 de ese mes; eran 7 de días de festejos e intercambio de regalos para ensalzar la figura de Saturno, dios de la agricultura y las cosechas.
Más tarde, en el 274, cuando el Cristianismo aun continuaba prohibido en el Imperio, Aureliano instituyó la fiesta del «Sol Invictus» con la intención de dotar de un Dios común a todos los territorios de Roma y asociar ese Dios a su mandato (en algunas monedas de la época se puede leer «Deo et domino nato Aureliano»).
Y en estas estábamos cuando en el 325, Constantino «legaliza» el cristianismo para evitar los problemas y luchas internas que su persecución estaba provocando desde hacía ya dos siglos. Posteriormente, el papa Julio I en el 350 decide fijar la fecha de la celebración de la Navidad el 25 de Diciembre para hacerla coincidir con las dos arraigadas fiestas en honor a Saturno y al Sol Invictus.
La fecha, obviamente, fue elegida arbitrariamente y no coincide con el nacimiento de Jesucristo porque ente otras cosas no se menciona en ninguno de sus evangelios ni hay ningún tipo de prueba que así lo indique.
El 27 de febrero del 380, se prohíben los ritos paganos y el cristianismo se convierte en la religión exclusiva del Imperio Romano.