La primera vez que cogí un avión fue en la Semana Santa de 1995 y volé a Dublín para recorrer Irlanda con mi amigo Jordi; ese mismo verano hice mi primer interrail por algunos de los países del este (Hungría, Chequia, Polonia,…) y fue en ese viaje cuando comencé con la tradición de traerle a mi madre los «jaboncitos» de los hoteles por los que pasaba.
Durante casi 20 años recolectó todos los jabones que le traía y los guardaba en la caja de la imagen procurando que no hubiera ninguno repetido.
Hoy, Día de la Madre, era un buen momento para recordar la caja de los jabones de mi madre que murió hace ya casi 5 meses.
Yo también tengo alguno guardado.