Ayer, contra todo pronóstico y sin programación previa, visité el Museu Olímpic i de l’Esport de Barcelona, junto al Estadio Olímpico. El caso es que nuestro objetivo era ir al MNAC a ver la exposición temporal sobre Sorolla pero al acercarnos vimos enseguida que sería una operación imposible: había cientos de personas haciendo cola para entrar y la tónica se repetía en todos los museos de la ciudad (por eso de la Semana Santa y que llovía,…).
El único museo que apuntaba tranquilidad fue el que visitamos y aunque hacía tiempo que lo tenía en mi lista de deseos aun no había tenido la ocasión.
El museo repasa la historia de los juegos olímpicos, partiendo de los deportes que se incorporaron año tras año. Para los nostálgicos de los JJOO de Barcelona’92, debería ser una visita obligada aunque para el resto, el museo deja bastante que desear.