En 1920, Herbert Winlock, un egiptólogo perteneciente al Metropolitan Museum of Art de New York, estaba en Tebas limpiando la tumba de Meketre para dibujar la planta del mapa de la necrópolis de la Dinastía XI que había sido saqueada en tiempos muy antiguos. De pronto se topó con una pequeña cámara que al ser abierta, por primera vez, reveló un auténtico tesoro artístico sin precedentes en Egipto. Frente a su equipo aparecieron millares de pequeñas estatuillas de barro y madera en perfecto estado de conservación que reflejaban diferentes aspectos de la vida diaria en el Egipto Medio.
En total fueron recuperados 24 recreaciones completas compuestas por barcos, casas, animales y personas, de más de 4.000 años de antigüedad y que se encuentran hoy en dia repartidos entre New York y El Cairo.
Viendo los modelos dentro de las vitrinas da la sensación que son recreaciones hechas en nuestro siglo para mostrarnos como era la vida en Egipto pero la sorpresa aparece cuando te das cuenta de que son auténticas; que fueron los propios egipcios en el 2.000 A.C. que invirtieron meses y meses de trabajo tallando madera, tejiendo velas, moldeando barro y pintando figuras para homenajear a Meketre, canciller de Montuhotep II y después de su sucesor Montuhotep III.