Durante la segunda mitad del siglo XIX, en el pequeño pueblo de Tandil (Argentina) comenzaron a llegar europeos, principalmente españoles e italianos, los cuales introducían mejoras en las técnicas de cultivo y de ganadería que generaban ganancias rápidas que no eran bien vistas entre la población que habitaba la ciudad desde hacía décadas.
Gerónimo Solané, apodado Tata Dios o Médico Dios, se erigió en protector de la patria y durante 1871 consiguió liderar un grupo de unas 300 personas del lugar hasta hacer florecer la xenofobia contra los «extrangeros». Creían que la patria se estaba destruyendo con la entrada de masones y cada vez más la crispación entre la población se hacía más patente.
En la madrugada del 1 de enero de 1872 se desató la tragedia y un grupo de unas 50 personas armadas con sables y otras armas al grito de «muerte a los masones y extrangeros» y «viva la religión», asesinaron a 47 personas, principalmente italianos y vascos, mientras dormian.
El recuerdo de la matanza aun pervive entre los habitantes de Tandil y prueba de ello es el magnífico mural que descubrí el sábado pasado junto al Dique en el que había la siguiente inscripción:
«En la madrugada del 1 de enero de 1872, medio centenar de gauchos, armados de lanzas y con divisa punzó, al grito de «Viva la Religión, mueran los gringos y los masones !», degollaron y lancearon a 47 vecinos del Tandil, entre ellos varios niños. Dijeron hacerlo por orden de un curandero apodado Tata Dios.
El historiador Hugo Nari, en su libro «Tata Dios, el mesías de la última montonera», sostiene que se trató de un fenómeno de alucinación mesiánica impulsado por los desajustes sociales que se producían en ese tiempo en la campaña fonserense.»
Albert muy buena tu nota sobre Tata Dios, soy de Tandil, estudio bibliotecología y estoy haciendo una bibliografía sobre este tema.
veig que ja tens trets argentins…quin post mes llarg i farragos cunyat!! Vull fotos de Buenos Aires!